jueves, 20 de enero de 2011

INFORME. Multinacionales y represores. El desaparecedor de Haroldo Conti, la Barrick y La Forestal

Por Carlos Del Frade, desde San Juan . - .
Rubén Osvaldo Bufano, ex integrante del Batallón 601 y acusado de ser uno de los responsables del secuestro y desaparición del escritor Haroldo Conti, coordinó las tareas de la seguridad privada de la Barrick Gold en el yacimiento Veladero, en la provincia de San Juan, a partir de 2006, según confirmaron fuentes sindicales y profesionales de aquella capital cuyana. En la actualidad, el ahora empresario del rubro está trabajando en la idea de tener una cátedra sobre “inteligencia y seguridad” en la poderosa Universidad Católica de San Juan, según confiaron militantes de derechos humanos. El reciclaje de Bufano, también acusado de haber participado en la llamada Masacre de Fátima, en Pilar, provincia de Buenos Aires, se inscribe en la lógica de la policía particular de la multinacional minera que, en estos días, volvió a ser denunciada por “perseguir” y “escuchar los llamados telefónicos” de los ambientalistas de la Unión de Asambleas Ciudadanas. La presencia de Bufano en los planteles de seguridad privada de la Barrick reactualiza la historia de La Forestal, otra trasnacional dedicada a la explotación de los recursos naturales, que durante los años veinte del siglo pasado armó a su propia policía, la “gendarmería volante” también denominada “Los Cardenales”, con el apoyo del entonces gobierno de la provincia de Santa Fe y la mirada complaciente de la justicia local y nacional. Para una de las juezas sanjuaninas, el caso Bufano reafirma “la necesidad de seguir luchando contra la impunidad en toda la geografía argentina”. En San Juan, la Barrick tiene el nombre comercial de Minera Argentina Gold que en el año 2009 facturó por 2.200 millones de pesos, a razón de 4.243 pesos por minuto, colocándose en el puesto 71 entre las mil empresas que más venden en el país.

El secuestro de Haroldo Conti
En el informe “Nunca Más”, de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, se lee parte del legajo 77 que refiere a la detención de Haroldo Pedro Conti. El notable autor de las novelas “Sudeste”, “En vida”, “Alrededor de la jaula” y la más célebre de todas, “Mascaró”.
El día 4 de mayo de 1976 “fue aprehendido cuando retornaba a su domicilio de Capital Federal a medianoche, junto a su compañera Marta Beatriz Scavac Bonavetti y el bebé de ambos. Allí tenía que aguardarlos un amigo. Al arribar a la vivienda, el amigo se encontraba ya maniatado, había un grupo de individuos vestidos de civil, quienes golpearon brutalmente a la pareja y la encerraron allí mismo, mientras se peleaban por el reparto del “botín”: los sueldos de ambos, percibidos esa mañana, efectos patrimoniales de toda naturaleza, dejando escasamente los muebles de gran tamaño. Robaron los originales de todas las obras de Conti y documentación personal”, sostiene el documento.
Más adelante el informe expresa que “los diarios de fecha 13 de noviembre de 1982 dieron cuenta de la detención, en la ciudad de Ginebra, Suiza, de tres argentinos, quienes declararon pertenecer a grupos secretos de represión política, autores de secuestros extorsivos cuyos rescates cobrarían en aquel país donde resultaron aprehendidos y que manifestaron estar en condiciones de proveer información sobre el destino de Conti”.
En base a las fotografías “difundidas en su momento de los individuos detenidos en Suiza (Bufano, Martínez y otros), la señora Scavac reconoció que el “amigo” que se hallaba en el domicilio antes de que llegaran las fuerzas que capturaron a Conti y que decía llamarse Juan Carlos Fabiani (quien había concurrido a casa de Conti una semana antes del secuestro solicitando asilo por sentirse perseguido por la policía a causa de su militancia política), era el detenido Rubén Osvaldo Bufano -perteneciente, según sus declaraciones al Batallón 601 del Ejército-. Los hijos de Conti -Marcelo Haroldo y Alejandra- del primer matrimonio, también reconocieron dichas fotografías, ya en sede judicial, como pertenecientes al “amigo” a quien veían en la casa de su padre cuando le efectuaba visitas…”.

El experto
-En seguridad y en inteligencia, a mí el Ejército argentino me formó muy bien. Yo le debo todo lo que sé, le debo toda mi vida. Renegar de ese pasado sería renegar de mi vida -le dijo Rubén Osvaldo Bufano al “Diario de Cuyo”, el jueves 22 de agosto de 1996.
Aquella declaración fue consecuencia de la denuncia que hiciera el entonces diputado nacional por el socialismo, Alfredo Bravo, sobre la actividad del represor en democracia a través de su empresa Oeste, Vigilancia y Seguridad (OVYS) que prestaba sus servicios a la Asociación de Obras Sociales (ADOS) y a la firma Edessa, la firma que se había quedado con la privatización del suministro de electricidad en la provincia de San Juan durante los tiempos del gobierno de Jorge Escobar.
“Bufano fue la cara visible de la empresa OVYS en los años noventa. Esta firma custodió el sanatorio Almirante Brown el día que la psicóloga María Rosa Pacheco de Balamaceda fue vista por última vez. María Rosa desapareció el 2 de junio de 1996”, escribió el periodista Daniel Tejada en el “Diario de Cuyo”.
Dos meses después de la desaparición de la psicóloga, llegó el repudio público de Bravo a la presencia de Bufano.
El 24 de junio de 2004, la cara del desaparecedor volvió a aparecer en el diario.
La noticia era que pedían su captura como presunto partícipe de la llamada Masacre de Fátima, producida el 20 de agosto de 1976, cuando treinta personas alojadas en la Superintendencia de Seguridad Social de la Policía Federal fueron trasladadas en camiones y en un punto de la ruta 8, a la altura del kilómetro 62, en un paraje conocido como Fátima, en el partido bonaerense de Pilar, las fusilaron. El caso estaba siendo investigado por el juez federal Rodolfo Canicoba Corral. En junio de aquel año 2004, entonces, ordenó la detención del agente del 601. Pero aquella causa de 2004 tampoco prosperó.

El presente dorado
Por distintos vericuetos judiciales, Bufano gambeteó la causa, siguió en libertad y de regreso a San Juan encontró un muy buen puesto laboral: se convirtió a través de la empresa Custo en uno de los responsables de la seguridad privada de la Barrick Gold que en octubre de 2005 había iniciado la explotación del yacimiento de oro, plata y cobre de Veladero, a cuatro mil metros de altura.
El dato fue confirmado por dirigentes de la Asociación Obrera Minera de la Argentina, delegación San Juan y por distintos profesionales de la ciudad y la región del noroeste argentino.
Tres empresas de seguridad privada son las que prestaron sus servicios a la poderosa Barrick Gold en la provincia cuyana: Custo, Prosegur y la actual “El Guardián”, a cargo del ex policía provincial Raúl Morán.
-Custo era una empresa que decía venir de Suiza. Allí, una de las personas que manejaba todo era Bufano. Lo conozco muy bien -dijo un dirigente de la Asociación Obrera Minera de San Juan a este cronista. Para cerciorarse del dato llamó a otro ex integrante de una fuerza de seguridad también vinculado a la seguridad privada de la minera canadiense.
El dato despierta curiosidad porque Bufano estaba en Suiza cuando fue detenido en 1982 y donde otros sobrevivientes de la dictadura también lo reconocieron como un infiltrado en distintas organizaciones políticas que trabajan desde el exilio.
Otros profesionales que hoy trabajan en la capital sanjuanina como también en otros lugares del noroeste argentino reconocieron al imputado de haber participado en el secuestro de Haroldo Conti como uno de los principales coordinadores de la seguridad privada de la Barrick en el yacimiento de Veladero.
Ramón Gómez Medero, integrante de la Unión de Asambleas Ambientales de San Juan, sostuvo que “la cuestión de la policía privada de la Barrick es un secreto que circula. En realidad la mano de obra barata y sucia que trabaja para la empresa es la mismísima policía provincial. Pero el trabajo del seguimiento, las escuchas y las amenazas contra nosotros proviene de este tipo de expertos”, apunta el ambientalista.
Agrega como postal que cuando se hacían las movilizaciones en contra de las mineras a cielo abierto, Barrick tenía su oficina en pleno centro sanjuanino. “Desde allí hemos visto personas muy altas y rubias que no eran de acá y que formaban parte de esa seguridad privada. Los informes que nosotros tenemos nos dicen que se trata de hombres que formaron parte de conflictos bélicos internacionales, más precisamente que estuvieron en la guerra de Irak. Parece una película de ciencia ficción pero no lo es”, dice Ramón.
Gómez Medero sostiene que “el llamado D-2 de la policía provincial le sirve a la minera, es decir que la seguridad pública está al servicio de la trasnacional pero este es un esquema que no solamente se da en San Juan, si no también en Catamarca, Chile y Perú donde recientemente se hizo una película al respecto que se llama “Operación Diablo”, remarcó el integrante de la UAC sanjuanina.
Para el militante, fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de la capital cuyana, Eloy Camus, también autor del libro “Historia de víctimas del terrorismo de estado. San Juan, Argentina”, Bufano llega a la ciudad de la mano de Jorge Escobar, “el Fujimori de Menem, el empresario exitoso que supuestamente iba a generar un buen gobierno. En ese momento junto a un cabo del ejército, Obredor, Bufano fundó OVYS y con esta empresa de seguridad empezaron a recibir los beneficios del gobierno de Escobar que le daba a proteger las empresas del estado, las privatizadas y de algunos sanatorios, como ADOS, entre otros establecimientos. Bufano está apañado por ese poder menemista que existe todavía en San Juan”, sostiene el trabajador del estado.
Añade que Bufano “camina libremente por las calles de San Juan como si fuera un señorón a pesar de que muchos sabemos de su pasado. Por eso es fundamental seguir profundizando la democracia para perder el miedo y recuperar nuestra dignidad. No es casualidad que se reciclen represores para reciclar aparatos represivos. Por eso es fundamental seguir adelante con la reconstrucción de la memoria y también es necesario poner en cuestionamiento al poder judicial que se hace el bobo ante estas situaciones de impunidad”, sostuvo el comprometido escritor de un libro indispensable.
Según el ex legislador provincial, Diego Seguí, “cuando cualquiera quiere seguir por el camino minero o la llamada servidumbre minera, no lo puede hacer porque la empresa de seguridad privada de la Barrick impide el paso. Viene una requisa minuciosa y solamente se puede pasar si la autorización proviene de la empresa cuya sede no está en el cerro, sino en la ciudad capital, a casi ciento cincuenta kilómetros de distancia. Y ese es un camino provincial pero el control lo tiene la empresa”, asegura el dirigente.
Agrega como “botón de la muestra” que durante el año 2009 se llevó adelante una causa judicial que investigaba el origen de camionetas 4 por 4 que se vendían en la ciudad de Mendoza a precios muy extraños. “En realidad se trataba de vehículos robados, reducidos y que luego se rearmaban para ser vendidos en la provincia vecina. La investigación determinó que el origen de este material era el yacimiento de Veladero. Pero la justicia no llegó a nada. Porque cuando la jueza que llevaba adelante la investigación quiso acceder al establecimiento, la seguridad privada de la firma no la dejó entrar. Es decir, un poder por encima de la propia justicia provincial. Fue un escándalo pero no pasó más nada”, agregó Seguí.
El periodista del diario “Huarpe”, Ernesto Simón, dice que no se sorprendería si reaparece Bufano como jefe de seguridad de la Barrick. “Yo recuerdo que Bufano era propietario de dos estaciones de servicio de marca “Raza” en pleno centro sanjuanino. Y también es conocida su participación en los sucesos relacionados con la desaparición de la psicóloga Pacheco. El problema es que seguramente Bufano actúa detrás de alguna otra persona porque sabe que su pasado se conoce. Debe andar bien camuflado”, apunta el agudo cronista.
Para la jueza de ejecución penal de la provincia, Margarita Camus, integrante del Centro de Estudios Legales y Sociales: “Hace más de cuatro años que pedí informes sobre las causas judiciales que lo tenían involucrado a Bufano y para mi sorpresa saltó que la orden de detención que en su momento se había librado en su contra ya estaba sin efecto”.
La jueza dice que el reciclaje de Bufano se dio a través de la agencia de seguridad OVYS, la protección de los sanatorios y clínicas como ADOS y que su nombre volvió a estar sobre el tapete con la desaparición de la psicóloga Pacheco. “Una mujer que trabajaba con chicos que sabían del negocio del narcotráfico acá en San Juan. Bufano fue investigado por el caso pero no pasó nada. La causa quedó en el olvido y realmente tuvo ribetes escandalosos. Pero lo que tiene que quedar claro es que toda esta gente siguió haciendo lo que hacía antes. Ninguno de ellos se puso un comedor…”, ironizó la doctora Camus.
Mientras la minera factura más de cuatro mil doscientos pesos por minuto, Bufano, un experto en seguridad e inteligencia, camina con tranquilidad por las calles céntricas de San Juan.
Sabe que la multinacional está custodiada por expertos muy parecidos a él mismo.

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