jueves, 20 de enero de 2011

EDITORIAL. SENSACIONES

Por Carlos Galli . - .
Culmina un diciembre distinto, en un año movidito, de fricciones, luchas, y vale recalcarlo de concreciones varias. El estado deliberativo permanente enriquece la democracia y hace a la esencia de la política. Las discusiones y debates han ido expresando nuevos posicionamientos y ratificado para bien o para mal, los históricos.
Un nivel de debate que lejos está de ser el ideal, donde privan en más de una ocasión los intereses personales, la mezquindad y la sordera, cuando no, la clara adhesión a defender intereses que no son los que benefician a la sociedad en su conjunto.
Lo bueno es que las pujas van revelando el sentir y pensar de cada cual, y ante ello, la ciudadanía reflexiona- a veces meloneada desde las grandes usinas informáticas- y luego piensa o no, duda, toma o deja. En las medida que estas discusiones crezcan en cantidad y calidad, la intencionalidad de los popes mediáticos de vender una realidad acorde a los intereses que defienden se irá diluyendo.
La lamentable muerte de Néstor Kirchner, sigue dando tela para cortar en este aspecto. Sus funerales desmintieron a ese ogro despótico, símbolo del mal que
peleaba contra el mundo. Una heterogénea multitud, desobedeciendo el mandato de los Noble y Cía., despidió al ex presidente con muestras entremezcladas de dolor y afecto. Más, convirtió al suceso, en un acto político, muy diferenciado de otros, también significativos, pero ocurridos en otro momento histórico, en el marco de otra realidad. Del repudio generalizado a la clase política en el diciembre trágico de 2001, a este testimonio irrefutable de cariño y compromiso, por la desaparición física de uno de ellos. Episodio que debería ser celebrado por más de uno, que hasta hace poco usaban velo.
El valor simbólico, valioso, estaría dado por el hecho que, la muerte de un político deviene en la resurrección de la política. No pasa por darle un tinte mágico, pero todo lo que estaba agazapado, en potencia, desde el campo popular, encontró el disparador para trocarlo en acto.
Por lo antedicho, urge la puesta en marcha de la nueva ley de medios, esencial para fortalecer la democracia. La pluralidad de voces bajará los decibeles del grito único, casi siempre mal intencionado, cretino y salvaje. Siempre operando contra la construcción de un modelo de inclusión, más justo y de riquezas compartidas.
No solo en lo macro ocurrió el fenómeno, se dio en buena parte del interior y sus municipios, donde los correlatos en algunos casos acompañan el camino y en otros lo obturan, aún siendo del mismo signo político del sector que impulsa cambios. Cambios que cada representación política intenta, sin perder su identidad, llámese el socialismo, parte del radicalismo, desprendimientos del peronismo, etc, que acompañan el rumbo, con diferencias lógicas y a veces con egoísmos, igual sucede desde el campo oficial.
Aquí está el punto de inflexión, el desafío para el año electoral que se avecina.
La sensación es que estamos transitando un momento histórico para avanzar en el terreno de afianzar ideas y políticas que entierren las del liberalismo salvaje que nos empobreció y humilló como pueblo. No es moco e’ pavo.
Es largo el trecho para aseverar éste es el modelo. Su consolidación va a depender primero del compromiso de la mayor parte de la sociedad que así lo desee, cada cual desde la trinchera que escoja, con el corazón caliente, la mente fría, el oído presto y el compromiso afectivo con la causa. Veremos si nuestro representantes o aspirantes a serlo, que comulguen con la idea, rayen a la altura de las circunstancias.
La sensación es que no debemos desperdiciar esta oportunidad.
Quienes hacemos desde hace 26 años “El Vecino”, brindamos, junto a ustedes por ese país que imaginamos y hoy nuevamente se nos ofrenda, -parece- menos utópico.
¿Seremos capaces? Gracias a todos los que hacen posible nuestra continuidad.
La seguimos en enero de 2011. Lo mejor.

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