Por Carlos Del Frade . - .
Tres hechos políticos generó la muerte de Néstor Kirchner: la abrupta ausencia del jefe del peronismo, inesperada e injusta; el abrazo cargado de dolor y amor de grandes porciones del pueblo; y la presencia de pibas y pibes menores de treinta años que no solamente le daban fuerza a la presidenta, sino que pedían ir por más. Ante esta trilogía queda en evidencia que en la Argentina del tercer milenio no todo está mal como dice una parte de la oposición que no reconoce nada, pero tampoco todo está bien como lo afirman los medios de comunicación privados -cada vez más- y estatales oficialistas. La cuestión a resolver es cómo se le responde a esa gran cantidad de muchachas y muchachos que quieren mayores transformaciones. ¿Harán eso que falta, las actuales estructuras del PJ, los intendentes del conurbano, los gobernadores feudales, la CGT y el empresario nacional y multinacional amigos? ¿Alguien intentará reflotar la transversalidad? La historia reciente de los argentinos, la de los últimos veinte años, demuestra que el reformismo político del kirchnerismo le alcanzó a mucha gente para reivindicar la política como herramienta de debate, polémica y transformación formal. Pero también exhibe la consolidación de la matriz de los años noventa en donde los recursos naturales y estratégicos del pueblo, los que dan la mayor cantidad de dinero por las exportaciones, siguen estando en manos extranjeras. ¿Cambiará esta política el gobierno para ir por más; como pedían esos integrantes de la nueva juventud argentina, hijos auténticos de 2001? He allí uno de los tantos dilemas de la Argentina post Kirchner. Lo que sigue es un repaso de estos años.
Postales finales de la Alianza
En octubre de 2000 los argentinos vivían una extraña y frenética danza de noticias que remitían al pasado, por un lado, y también, por el otro, al futuro inminente.
Según el ex director de Fabricaciones Militares, coronel González de la Vega, la explosión de la fábrica militar de Río Tercero “fue intencional. Es imposible que Menem ignorara el contrabando de armas a Croacia y Ecuador”, sostuvo.
-El poder ejecutivo es unipersonal y no bicéfalo. Acá gobierna el presidente y si yo me enfrentara con él estaría conspirando para debilitarlo - dijo Chacho Alvarez.
Chrystian Colombo reemplaza a Rodolfo Terragno como ministro coordinador; Patricia Bulrich a Flamarique en Trabajo; Jorge De la Rúa a Gil Lavedra en Justicia y Flamarique es designado secretario general de la presidencia a pesar de las denuncias por coimas en el senado.
Es allí cuando renuncia Chacho Alvarez a la vicepresidencia de la Nación.
La administración De La Rúa sancionó la llamada ley Banelco, la reforma laboral. Una verdadera contrarreforma que generó una transferencia de ingresos desde los sectores populares a los más poderosos de la economía.
Como consecuencia de las denuncias sobre sobornos en el Senado de la Nación para aprobar semejante saqueo, presentó su renuncia al cargo de vicepresidente, Carlos “Chacho” Alvarez.
-Voy a seguir defendiendo el proyecto de la Alianza y a nuestro gobierno... me da vergüenza que los jóvenes sientan que la política es similar al delito…los corruptos se han atornillado a las bancas... -dijo Alvarez.
Era el noveno vicepresidente que no llegó a cumplir con su cargo en la historia argentina. Fue el 6 de octubre de 2000.
Horas antes, el mismísimo presidente de la Nación, Fernando De la Rúa había dicho: “Quiero decir que aquí no hay crisis ni problemas”.
Un claro indicio que mostraba la distancia del presidente con la realidad. Incluso con la más cercana como era la situación de su segundo.
El menemismo, en tanto, promete apoyar a De la Rúa para aislar a Alvarez.
Geonoud renuncia a la presidencia del senado. Lo reemplaza el radical Mario Losada. Alfonsín dice que el alejamiento de Santibáñez “es conveniente” y el ministro de Justicia sugiere que el discutido titular de la SIDE debe dejar el cargo. Finalmente Santibáñez renuncia y lo reemplaza Carlos Becerra.
“…Ese día, a las seis de la tarde, Alvarez participó de la jura con el peor rostro posible, no saludó a Flamarique y se recluyó con sus colaboradores –los diputados Darío Alessandro, José Vitar, Juan Pablo Cafiero y Rodolfo Rodil- en un despacho de la casa Rosada. Se fue a dormir sin una decisión tomada. Esa misma noche, los más fieles al presidente festejaron los cambios en el Gobierno como un “delarruazo”. A la mañana siguiente, Alvarez renunció. Se lo comunicó a De la Rúa en una larga conversación telefónica, que terminó abruptamente cuando el jefe del Frepaso decidió dejar de lado las distintas alternativas que le ofrecían del otro lado del teléfono, y le dijo: “Fernando, lo hubieras pensado antes”. Lo que siguió fue el desconcierto frente a lo que, de todos modos, parecía previsible. En los días siguientes, De la Rúa buscó convencerlo de que revisara su posición, pero fue imposible y el efecto cascada deshizo en un suspiro el aparente gesto de autoridad: Flamarique renunció a veinticuatro horas de haber asumido y con los días se irían también Santibañez y Genoud…Hacia finales de octubre, De la Rúa salió de la crisis política derecho a la crisis económica. Y dedicó sus esfuerzos a imaginar nuevas estrategias si el equipo de Machinea no obtenía buenos resultados para fines del año. La figura de Domingo Cavallo, como al comienzo del gobierno de Carlos Menem, volvió a emerger”, escribió el periodista Ernesto Semán.
"Hoy, el verdadero problema de la gente son la desocupación y el hambre. Es cierto que hay coimas en el Senado y una gran corrupción que significa oprobio, pero la verdadera inmoralidad pasa por la falta de trabajo", declaró a la agencia Télam el titular de la CTA, Víctor de Gennaro, el 15 octubre de 2000.
A partir noviembre, la Marcha Grande se desarrollará simultáneamente en varias ciudades del país: en noviembre caminarán por Ensenada, La Plata y Berisso y en la provincia de Córdoba, mientras que en diciembre lo harán en Morón, en el Gran Buenos Aires y en Ushuaia.
"Lo haremos hasta que todo el país camine para expresar con toda claridad que la desocupación es el verdadero problema de la gente y de la Argentina", subrayó De Gennaro.
La caminata de hoy, que recorrió 24 kilómetros por varios de los barrios más humildes del sur del conurbano bonaerense, partió de la estación Lanús y finalizó en la plaza Alsina, de Avellaneda.
Con banderas argentinas y chalecos blancos y amarillos, los manifestantes caminaron por calles asfaltadas, empedradas y de tierra, saludaron a vecinos y recogieron firmas en distintos puntos del recorrido.
Esta semana serán presentadas ante la justicia electoral 100.000 firmas más, que se sumarán a las 420.000 ya presentadas en reclamo de una consulta popular para que se apruebe la iniciativa de la CTA, adelantó De Gennaro.
Machinea, desde el ministerio de Economía, promete que las inversiones volverán en el año 2001. Cavallo sostiene que la crisis es más política que económica.
-La gobernabilidad y la estabilidad están sólidas – dice el presidente.
De la Rúa agrega que hay “un golpismo oculto que quiere desestabilizar las instituciones”, mientras anuncia la rebaja de impuesto a inversores y otras medidas económicas que son bien recibidas, incluyendo la aprobación de Cavallo y otros economistas.
En noviembre de 2000, los piqueteros cortan la ruta 34 en Tartagal y la 22 en Plottier, en Neuquén. Piden planes de empleo. Las protestas se multiplican en La Matanza, Chaco, Formosa, Catamarca y Tucumán. Hay muertos en Tartagal. Los manifestantes incendian oficinas públicas y saquean comercios. La gendarmería ocupa la ciudad.
-El pago de la deuda externa es una obligación, no una opción – dice el ministro Machinea.
El FMI, junto al Banco Mundial y el Banco Interamericano anuncian un “blindaje financiero” a la Argentina por 24 mil millones de dólares siempre y cuando se apruebe el presupuesto para el año 2001.
Al clausurar el coloquio de IDEA, De la Rúa anuncia la profundización de la reforma previsional que incluye la supresión del régimen de reparto, elevar la edad de jubilación de las mujeres a los 65 años y la eliminación del impuesto a los intereses.
Para la Conferencia Episcopal la gran deuda es la deuda social.
Se produce un tercer paro nacional.
Boca Juniors conquista la Copa del Mundo de clubes al vencer al Real Madrid por 2 a 1 en un partido jugado en Tokio, Japón. Una de las pocas alegrías populares.
“El desafío es tras el primer año de ejercicio más severo que antes. El conflicto en la coalición abrió interrogantes sobre su destino. Paralelamente se profundizó de tal manera el drama social que la propuesta de la Alianza de avanzar sobre la depuración de la política asoma insuficiente. Pareciera obligada a dar ahora respuestas perentorias en ambos frentes. El mantenimiento de la Alianza –aun como simple gobierno de transición- permitiría al sistema democrático argentino hallar un punto de estable entre oficialismo y oposición. Su fracaso, en cambio, traería un cúmulo de consecuencias indeseables. El desaprovechamiento, en primer lugar, de una herramienta capaz de establecer una nueva cultura política como es la cohabitación. La fragmentación casi segura del radicalismo y el FREPASO devueltos a su condición de opositores. Y el regreso, probablemente por largo tiempo, de un sistema de partido único representado, con certeza, por el peronismo”, escribió el periodista Eduardo Van Der Kooy.
Los últimos días del año 2000 son directamente proporcionales a los reclamos de los organismos internacionales.
En el Congreso, en tanto, seguían las leyes en contra del pueblo. Bajaron el piso del mínimo no imponible que gravaba el impuesto a las ganancias: 700 pesos mensuales los trabajadores autónomos y 1.500 los trabajadores en relación de dependencia.
El 12 de diciembre, la Cámara de Diputados aprobó el presupuesto para el 2001.
Seguía los dictados del Fondo Monetario Internacional.
De los 51.895 millones de pesos dólares, casi la cuarta parte estaba destinada a pagar los intereses de la deuda externa.
En el subsuelo de las necesidades de este guión escrito desde afuera, las universidades recibían un módico 3,5 por ciento.
A confesión de partes, relevo de pruebas.
Un tribunal de justicia italiano condena a prisión perpetua a los ex generales argentinos Guillermo Suárez Mason y Santiago Omar Riveros y dicta penas de prisión a cinco ex integrantes de la Prefectura Naval acusados de secuestros, torturas y homicidio de ocho ciudadanos de origen italiano.
Germán Kammerath, ex secretario de comunicaciones del gobierno de Menem, es acusado de maniobras fraudulentas para favorecer a un familiar otorgándole gratuitamente frecuencias radioeléctricas de alta densidad.
El gobierno cumple un año de su gestión y los resultados no son buenos.
-Habrá crecimiento y bajará el desempleo durante el año próximo – dice De la Rúa.
Los números anticipaban otra realidad.
De cada diez personas en la Argentina, dos ganan más que los ocho restantes.
Y el 60 por ciento de la población con ingresos gana menos de 500 pesos mensuales.
La brecha entre ricos y pobres sería de más de cuarenta veces: el diez por ciento más pobre recibiría entre el 1 y el 1,1 por ciento y los más ricos oscilan entre el 40 por ciento del ingreso total.
En los años setenta, la distancia entre ricos y pobres era de doce veces.
La pobreza está constituida por una población de quince millones de argentinos.
“El año 2000 no ha sido simple. El nuevo gobierno, luego de diez años de menemismo, cumplió sus primeros 365 días en el poder en medio de dificultades económicas y políticas evidentes. Veamos: renunció el vicepresidente tras impulsar una resonante denuncia por sobornos en el Senado; el gobierno de la ciudad de Buenos Aires fue electo por una enorme mayoría; hubo tres huelgas generales contra la nueva administración; De la Rúa recurrió a un blindaje internacional para protegerse del peligro del default. En el plano internacional, se disparó el precio del petróleo; Estados Unidos eligió un nuevo presidente; Medio Oriente volvió a asombrar al mundo por la violencia sin fin entre israelíes y palestinos…”, ensayaba a manera de resumen Ricardo Kirschbaum, prosecretario general del diario “Clarín”, por aquellos tiempos.
Días finales del año 2000.
Tiempo del blindaje financiero y prólogo de un año que resultaría una bisagra en la historia argentina.
Entre el 14 y el 17 de diciembre de 2001, en 32.277 mesas distribuidas en todo el país y en ciudades del exterior, más de tres millones de argentinas y argentinos dijeron si a la distribución equitativa de la riqueza, en la convocatoria del Frente Nacional contra la Pobreza Después vendrían el corralito, el estado de sitio, casi cuarenta muertos en la Argentina, De La Rúa huyendo en helicóptero por los techos de la Casa Rosada, cinco presidentes en un mes y el último de ellos, Eduardo Duhalde, convocando a elecciones para el 25 de mayo de 2003 después de los asesinatos de Kosteki y Santillán.
Allí amanecía Néstor Kirchner.
Kirchner en Rosario
-Me van a tener que sacar de los pies para delante de la Casa Rosada –decía un casi desconocido Néstor Kirchner en un colmado estadio cubierto de Sportivo América en la noche del 17 de octubre de 2002.
El mayor adversario de aquella noche era Carlos Menem y la década del noventa, la misma que el santacruceño había protagonizado de manera innegable navegando a favor de las corrientes privatistas. Ahora estaba en la vereda de enfrente y convocaba a reactivar el empleo, recuperar el trabajo y la mística del peronismo de la ciudad de Rosario.
Aquel acto tenía la impronta del reconocimiento a los viejos resistentes del peronismo, los del 55 en adelante, y el cierre era para la entonces senadora nacional, Cristina Fernández, y el precandidato presidencial santacruceño.
Kirchner no dijo una sola palabra de Eduardo Duhalde aunque el locutor del acto marcaba a fuego el manejo turbio de la política en la provincia de Buenos Aires.
Aquel silencio después tuvo una explicación. Kirchner terminó siendo el elegido por el hombre de Lomas de Zamora ante la decepción de Carlos Reutemann y la indiferencia popular ante la posible candidatura de José Luis de La Sota.
Kirchner fustigó a los bancos y defendió las viejas banderas del peronismo en contra de la extranjerización de la economía.
Serían los mayores ganadores durante las administraciones del santacruceño: el poder financiero y los que siguen detentando la propiedad y disponibilidad de los recursos estratégicos naturales.
Pero había en ese flaco, alto y desgarbado hincha de Racing una pasión que contagiaba aunque su verborragia estaba lejos de ser brillante.
Se le creía la pasión.
Y eso fue una marca en los años que gobernó la Argentina hasta su inesperada despedida.
Le devolvió la pasión a la política.
Algo que había desaparecido como consecuencia de las sucesivas entregas que hicieron los gobernantes.
Nunca menos.
“Ha muerto un hombre político, esencialmente político. Un militante que cambió radicalmente (en el mejor sentido de la palabra) la agenda política argentina. Alguien a quien votó poco más del 22 por ciento de la población unida más por el espanto que por el amor”, comenzó diciendo el historiador Felipe Pigna en el editorial de la revista “Caras y Caretas”, del mes de noviembre de 2010.
“Su discurso de asunción nos dejó gratamente sorprendidos. Destacaba en esa oportunidad que nuestro pasado estaba lleno de “fracasos, dolor, enfrentamientos, energías mal gastadas en luchas estériles, al punto de enfrentar a los dirigentes con sus representados (y) a los argentinos entre si” y proponía: “Se trata de cambiar, no de destruir; de sumar cambios, no de dividir; de aprovechar las diversidades sin anularlas”. Tras la crisis de representatividad de finales de 2001, Kirchner señalaba: “Hay que reconciliar a la política, a las instituciones y al gobierno con la sociedad”, seguía diciendo el estudioso.
Para Pigna el gobierno de Kirchner fue “una bisagra” en la historia que “permitió ir recuperando un proyecto nacional y popular que parecía inaccesible tras los horribles años que mediaron entre los noventa y la crisis de 2001 y el concepto clave de que ese proyecto para ser realmente nacional y popular debía incluir una activa política a favor de los derechos humanos, decidida a liquidar la impunidad”.
El autor de “Los mitos de la historia argentina” enumera imágenes: “la recuperación de la ESMA, el retiro definitivo de los cuadros de los dictadores en el Colegio Militar, el permanente contacto con la gente, el apoyo a los procesos de cambio en nuestro continente latinoamericano, cuando le paró el carro a George Bush que daba por descontado que de Mar del Plata se llevaba la adhesión continental al Alca, su “crispación” y su “confrontación”, según gustan llamar los medios hegemónicos, con los grupos corporativos a los que muy pocos se le habían animado”, apunta el historiador.
Para el periodista de investigación, Horacio Verbitsky, “el debate sobre la gobernabilidad es legítimo. Kirchner comenzó a darlo el primer día de su gobierno y lo continuó después de su muerte, con la imponente eclosión de sentimientos y actitudes que estaban en las capas profundas de la sociedad y que la espuma de los días y la trivialidad de las polémicas mediáticas impedían ver. Una generación que nació durante la dictadura militar o en los primeros años posteriores, ocupó las calles de todo el país, con lágrimas en los ojos, para despedir al hombre que le ayudó a creer que la política era una herramienta apta para cambiar una sociedad demasiado injusta y que ellos tenían un sitio en ese intento. La comparación con Isabel y Balbín es una mera expresión de deseos. Cristina no es una frágil mujer que busque ni acepte la conmiseración de nadie ni hay entre los líderes opositores gestos de grandeza proporcionales al vacío que deja la partida de Kirchner (al margen de lo poco que le sirvió Balbín a la estabilidad institucional). La presidencia no es el regalo que recibió por consolar la senectud de un anciano fastidiado sino la consecuencia de un proyecto compartido con su compañero político y sentimental de toda la vida. Juntos construyeron un país pacificado, cuyas instituciones funcionan a pleno, respetado por todos los países de la región, cuyos líderes acompañaron a Cristina. Nunca antes Brasil y Chile habían declarado duelo nacional por algo ocurrido en la Argentina. La economía que crece como pocas en el mundo y como pocas veces antes en la Argentina. Esto ha permitido disminuir los niveles de pobreza e indigencia que de todos modos siguen siendo escandalosos y que constituyen la primera de las asignaturas pendientes. La pareja presidencial, como tantas veces los llamaron para erosionarlos, marcó un punto de inflexión en la larga decadencia argentina, que sin ellos conducía en línea recta a la catástrofe. Esta es la gobernabilidad democrática que, a derecha e izquierda, no soportan quienes anhelan volver al país para pocos ricos, pocos inteligentes, pocos militantes, la que hizo de Kirchner el primer presidente en demasiado tiempo que se retiró del gobierno y de la vida ahora, con altos grados de aprobación social. Si Alfonsín simboliza el Nunca Más, Kirchner deja como legado el Nunca Menos. El otro camino es el del ajuste y la represión, que termina a los palos y los tiros, con cuarenta muertos como el ciclo Menem-Cavallo-De la Rúa o con dos, como el del ex senador Eduardo Duhalde, con la industria en ruinas, la desocupación rampante, los salarios en el subsuelo y superganancias para quienes no se resignan a que otra Argentina sea posible”, escribió el domingo después de la muerte de Kirchner.
Es un punto de vista muy inteligente y que se vincula directamente con lo expresado por la juventud que fue a despedir al ex presidente: nunca menos, ir por más.
Las preguntas son, entonces, ¿quiénes y cómo irán por más?
Los límites
Una semana antes de la muerte de Néstor Kirchner, sucedió el asesinato de Mariano Ferreyra, el militante del Partido Obrero de solamente veintitrés años.
Una demostración de la impunidad de una de las tramas mafiosas armadas en los años noventa y que todavía goza de buena salud.
Empresas privadas que usufructúan aquello que fuera el tren para todos junto a dirigentes sindicales que contratan a barrabravas para ir contra los que cuestionan los privilegios de los pocos.
La matriz que asesinó a Mariano es una de las tantas que siguen intocables desde los años del saqueo institucionalizado.
El kirchnerismo no pudo, no quiso o no supo desmantelar esas mafias.
Lo más contradictorio del problema es que, según sostienen los principales analistas del propio kirchnerismo, el ex presidente fue golpeado por este asesinato.
Lo conmovió.
Pero esa muerte no querida es la consecuencia de una política nacional que siguió amparando los negocios de los trenes privatizados, la burocracia sindical y los empresarios que se benefician con los destinos del estado.
Es el dilema del doctor Frankenstein: crea, le da vida y alimenta al que después lo terminará destruyendo.
Ir por más significa, entre otras cosas, desmantelar esas mafias y recuperar el tren para todos y el empleo en blanco para las mayorías.
Pero no puede haber oposición seria si primero no se reconoce lo bueno de la administración.
Porque el sujeto social de la transformación estructural de la Argentina deberá incluir a la mayoría de esas pibas y pibes que le dieron fuerza a Cristina y que, en forma paralela, pedían ir por más.
Es necesario decir que la Argentina del kirchnerismo es un país que ha producido cambios políticos importantes que van desde la evolución de los juicios por los delitos de lesa humanidad cometidos durante el terrorismo de estado; la estatización de Aerolíneas Argentinas, las Administradores de Fondos de Jubilaciones y Pensiones, del correo entregado a los Macri; la nueva ley de medios audiovisuales; el alejamiento del Fondo Monetario Internacional; la proa puesta en relación a las demás experiencias contrarias al neoliberalismo en América del Sur; la renovación de la Corte Suprema de Justicia; la discusión por la despenalización del consumo de marihuana; el casamiento igualitario y la asignación universal por hijo.
Hechos muy importantes que venían enancados en los reclamos sociales que irrumpieron de manera masiva y popular en diciembre de 2001.
Pero cada uno de estos cambios que produjo una efectiva adhesión de sectores medios que siempre fueron refractarios a cualquier forma del peronismo, son modificaciones que se hacen en la superficie de la realidad argentina.
Sin embargo es preciso profundizar el debate sobre el país del tercer milenio.
Por ejemplo es fundamental tener en cuenta que el 52 por ciento de los niños, niñas y adolescentes argentinos, casi seis millones en el censo de 2001, vive en lugares con alto o muy alto índice de vulnerabilidad social y riesgo ambiental, sostiene la Defensoría del Pueblo de la Nación.
En el llamado “Atlas de riesgo ambiental de la niñez de Argentina”, aparece el dato que el 58 por ciento de los menores de dieciocho años habita municipios donde la falta de saneamiento básico lo expone a enfermedades.
Las situaciones más graves se dan en zona de Formosa, Chaco, Misiones, Corrientes, Santiago del Estero, Jujuy, Salta, Tucumán y el segundo cordón del conurbano bonaerense.
En tanto, un 42 por ciento de esos pibes es sometido a contaminación industrial en los grandes centros urbanos del país.
Pero el peligro de toxicidad mayor se observa en localidades rurales de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Santiago del Estero y Chaco, donde el 29 por ciento de los niños se halla en riesgo debido al uso de agroquímicos y a la contaminación natural que generan cultivos como la caña de azúcar y el algodón.
Para la Organización Mundial de la Salud, el 36 por ciento de las muertes de niños de cero a catorce años responde a riesgos ambientales.
Contaminación, saqueo de los recursos naturales, ausencia de soberanía y perjuicios contra los pibes van de la mano en la Argentina crepuscular del tercer milenio aunque suenen canciones de melodías progresistas.
Y repito: no todo está mal en el país.
Pero también es cierto que no todo está bien.
Es necesario producir un debate serio y sin chicanas que permita reconocer lo bueno pero también reconocer los límites.
La realidad no puede ser reducida a solamente dos visiones.
Ni Clarín ni “6,7,8” dicen la verdad.
Porque la historia incluye muchos matices, diversas terceras, cuartas, quintas y miles de puntos de vista que le dan la riqueza múltiple que caracteriza a las sociedades humanas.
El kirchnerismo parece haber dado vuelta el concepto aristotélico de la certidumbre, aquello de ver para creer. Hoy los militantes de buena fe del kirchnerismo parecen ser partidarios de la fórmula inversa: no ver para creer, no escuchar lo que hay detrás de los límites para plantar bandera y decir que a su izquierda está la pared y que este modelo es lo mejor que se puede lograr en la Argentina.
Creemos, con modestia, que eso no es verdad.
Porque en esos límites del modelo aparecen los problemas históricos y estructurales de la Nación desde hace mucho tiempo.
Porque en el mismo presupuesto nacional puede encontrarse la voluntad política del kirchnerismo: la asignación universal por hijo es una partida de 10 mil millones de pesos pero lo destinado a las doscientas empresas más poderosas del país que facturan miles de pesos por minuto en concepto de promociones industriales y exenciones impositivas suman 40 mil millones de pesos.
Es decir que los grandes empresarios reciben cuatro veces más que los pibes.
La propia presidenta de la Nación, Cristina Fernández, sostuvo en varios ámbitos que nunca antes los sectores acomodados ganaron tanto dinero como durante sus gobiernos. A confesión de partes, relevo de pruebas.
Un estudio de la CTA, basado en la revista Mercado, marca el nivel de concentración de riquezas en pocas manos: en 1997 las doscientas primeras firmas facturaban un volumen de dinero equivalente al 33 por ciento del PBI total del país; en 2007, era del 56,6 por ciento; y en 2009, superaba el 60 por ciento.
Una fenomenal concentración de riquezas en pocas manos.
¿Dónde está la distribución?
¿Dónde está el progresismo en lo económico real de la administración?
También la estructura económica agrega otro dato: más del 70 por ciento de esas doscientas grandes empresas giran sus ganancias al exterior. Hay una extranjerización de la economía.
¿Dónde está lo nacional del proyecto kirchnerista, entonces?
A esto hay que agregar que el 90 por ciento de los jubilados gana menos de mil quinientos pesos por mes y que el 70 por ciento de los trabajadores no supera los dos mil pesos mensuales.
¿Dónde está lo popular del modelo, entonces?
Si se analizan los primeros cuatro rubros exportables se explica qué rol ocupa la Argentina no solamente en el contexto internacional sino en el latinoamericano.
Los principales conductos por donde ingresa la mayor cantidad de dinero al país son los cereales y derivados, el petróleo, los minerales y los automóviles.
En los cuatro negocios mandan las multinacionales.
Aunque la tierra, el petróleo, los minerales y la mano de obra que producen los 750 mil autos que se venden cada año sean argentinos, sus ganancias no están en manos argentinas.
Y allí está la matriz invicta de la dependencia.
Un modelo económico que no puede dar más que lo que otorga el proyecto porque está hecho a imagen y semejanza de los intereses extranjeros.
Por eso es fundamental pensar en clave de los viejos movimientos nacionales de liberación.
Desde el yrigoyenismo y el peronismo es esencial plantearse cómo será el futuro de la Argentina si continúa un modelo de desarrollo pensado desde afuera y no desde adentro.
El viejo y permanente tema de la liberación o la dependencia.
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