Por Silvana Depetris
A raíz del cada vez más preocupante consumo de alcohol en los jóvenes, el Presidente de la Comisión de Adicciones y Control del Narcotráfico de la Cámara de Diputados, Fabián Peralta, junto a su equipo de asesores, realizó una encuesta en espacios públicos de la ciudad de Rosario para conocer en detalle y diagnosticar mejor la problemática de las adicciones.
Al respecto, el legislador del partido GEN declaró: “Nos preocupa particularmente el consumo de alcohol porque vemos que las drogas legales están más naturalizadas, y por consiguiente sus consecuencias no son debidamente abordadas. Como dato representativo, sabemos que el 69 por ciento de los ingresantes por intoxicación en el hospital Fernández (C.A.B.A.), lo hacen por ingesta de alcohol. Esta realidad también se vislumbra en la provincia de Santa Fe, donde el 83 por ciento de los presidentes comunales señaló al alcohol como la sustancia que provoca más inconvenientes en su localidad”.
En tanto, Peralta junto con sus colaboradores realizaron 600 encuestas a hombres y mujeres de Rosario de entre 15 y 25 años, en espacios públicos abarcando las distintas zonas que componen la ciudad. Al partir de una distinción genérica para desarrollar una lectura de la muestra, afirmaron que no es significativa la diferencia a la hora de consumir alcohol, sino que el 81,36 por ciento de mujeres y el 85,39 por ciento de varones, en esa franja etárea, han probado el alcohol, aunque sea una vez.
En ese sentido, el legislador explicó: “Hacemos hincapié en los adolescentes no porque la problemática los afecte sólo a ellos, sabemos que el alcoholismo abarca todas las edades y todas las clases sociales, pero ponemos más énfasis en los jóvenes entendiendo que a esa edad es cuando más vulnerable se es y más indefenso se encuentra uno. Además, creo que la principal responsabilidad de que haya un adicto es de un adulto, sea su familia, sea el Estado o sea la sociedad”.
En referencia a la edad de inicio de consumo de estas sustancias, en el caso de los varones oscila aproximadamente entre los 13 y 15 años, manteniéndose proporcionalmente estable esta cifra en dicha franja etárea, mientras que para las mujeres se vislumbra una predominancia exactamente a los 15 años. “Por cuestiones culturales, las mujeres generalmente son recluidas al ámbito domestico por más tiempo, apropiándose de lo público en forma más tardía que los adolescentes varones. Además por la imposición de estos mismos mandatos culturales, los varones deben demostrar su “hombría” y una forma de esto, es experimentando, probando constantemente, transgrediendo normas, reafirmando, de esta forma, su condición masculina”, conceptualiza el informe.
Pese a esta diferenciación, el 70 por ciento de la población, sin discriminación por género, comienzan a consumir mayoritariamente en compañía de su grupo de pares, fortaleciendo sentimientos de pertenencia y aceptación, transitando una búsqueda propia de aprobación de estos pares y de oposición al mundo adulto, para lograr la tan ansiada independencia.
Si bien en la franja etárea encuestada se consume de todo tipo de bebidas alcohólicas, el informe pudo identificar que en el caso de los varones existe un leve incremento en el consumo de bebidas fuertes o de aperitivos, aunque es una diferencia mínima, las mujeres ingieren más cervezas o vino. “Aquí podemos recurrir a los estereotipos de género y los mandatos tan arraigados culturalmente, que se tornan invisibilizados. Los medios masivos, las canciones, las publicidades penetran en nuestro imaginario cultural con mensajes nunca neutrales. Se promueve un modelo de varón dotado de poder, de fuerza, consumiendo bebidas fuertes, con más peso como el vodka o whisky, y la mujer encarnizada en una figura más débil y frágil asociada al consumo bebidas más suaves como pueden ser la cerveza o el vino. En el imaginario social la valorización y sanción no es igualitaria para un hombre bebiendo este tipo de bebidas, que la misma conducta encarnada en una mujer”, sostiene desde la teoría el trabajo realizado por el GEN.
“Este es un debate que debemos dar sin hipocresías, no debemos poner la carga en los chicos, porque por ejemplo, es muy difícil que si ellos ven tomar una pastilla no prescripta a su padre o madre todas las noches, digan que no cuando le ofrecen una en un boliche”, entendió el legislador.
En referencia al lugar en el que se comenzó a tomar alcohol, según cada adolescente encuestado, el informe desliza que si bien ambos géneros comienzan mayoritariamente en un boliche o en la casa de alguien, los varones presentan un alto porcentaje de consumo en el barrio. “El nivel de vulnerabilidad de una mujer en una plaza, una esquina u otro ámbito barrial no es equiparable al de un varón”, indican.
“En este sentido la ciudad no se constituye como un espacio seguro para esta población, por eso podemos entender que afirmen que la prueba de estas sustancia fue en un espacio privado. Pese a esta singularidad, ambos géneros comienzan a consumir alcohol en el boliche. Si realizamos una lectura de estos espacios, percibimos que están pensados y diseñados estratégicamente de modo de alentar el consumo. La iluminación, las promociones, la música fuerte y hasta el humo de colores es una invitación constante a beber. Todo invita a curtir la misma onda”, afirman en la investigación.
“Basándonos en estos y otros estudios anteriores, estamos programando talleres en colegios secundarios de nuestra ciudad. La idea es que los chicos digan y se escuchen entre ellos. Además, vamos a presentar un proyecto para que estos talleres puedan desarrollarse a través del sistema educativo”, concluyó Peralta.
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