viernes, 9 de julio de 2010

Humanismo médico, rural y rebelde

Por Bruno Javier Del Barro | 21 años
¿Cómo pensamos a un hombre distinguido?
¿Cómo alcanzó a serlo? ¿Cuestión de suerte? ¿Un don divino? ¿Esfuerzo y dedicación?
¿Cómo puede resultar tan extraordinario un hombre sencillo que profesó y practicó con tenacidad sus lineamientos éticos? Esa parece ser la novedad: un ser humano con lineamientos éticos.
El 12 de julio cumpliría ochenta y siete años y el 29 de julio es el aniversario número diez del suicidio de René Gerónimo Favaloro, un hombre obstinado en aceptar las creencias y vicios comunes de una sociedad enferma y que, a pesar de todo, procuró todo su esfuerzo en sanarla. Un médico que se rebeló, y quiso ejercer su profesión únicamente por el bienestar del paciente, ante la mirada horrorizada de colegas y empresarios de la salud.Infancia privilegiada
Vivió en el barrio el Mondongo de La Plata, junto a su madre modista y su padre carpintero. Desde los cinco años quiso ser doctor gracias a las influencias de un tío médico. En los veranos trabajaba con su padre, como un obrero más y su abuela Cesárea, analfabeta, le inculcó el amor por la naturaleza.

Primer obstáculo, primer partida
Al no encontrar trabajo allí en Buenos Aires, o mejor dicho no aceptar ninguno, porque hacerlo implicaba firmar un papel que adhería a la doctrina nacional, la doctrina peronista en ese entonces, se embarcó lejos de la capital.
Mediante una carta, le fue ofrecido sustituir por tres meses al médico de Jacinto Aráuz, un pueblo ubicado en el extremo sur-este de la provincia de La Pampa. En ese lugarcito en el rincón de las llanuras, se instaló como único médico de la región, en espera de que cambiara la situación política en el país. Así, casi sin recursos, ejerció artesanalmente su profesión. Corrían los años cincuenta.
Resultó que esos tres meses se convirtieron en doce años. Tiempo que los pobladores y autoridades del lugar recordarán eternamente: con la ayuda de los maestros, los representantes de las iglesias, los empleados de comercio y las comadronas, de a poco fueron logrando un cambio de actitud en la comunidad que permitió ir corrigiendo sus conductas. Así, lograron que casi desapareciera la mortalidad infantil de la zona, redujeron las infecciones en los partos y la desnutrición, organizaron un banco de sangre viviente con donantes que estaban disponibles cada vez que los necesitaban y realizaron charlas comunitarias en las que brindaban pautas para el cuidado de la salud.
En esos años creó un centro asistencial y elevó el nivel social y educacional de la región. (www.fundacionfavaloro.org)
Lógicamente todos estos logros son razón suficiente para sentar cabeza, por lo menos ante nuestros ojos.
Pero este pensamiento está muy lejos de la realidad.
Por el contrario, sentía que por falta de conocimientos y recursos se encontraba impedido a continuar contribuyendo a su comunidad.

“Good luck, young fellow”
Estas palabras de aliento le dijo al ingresar a la Cleveland Clinic -la más prestigiosa en cirugía cardiovascular en Estados Unidos- el doctor George Crile Junior -hijo del fundador de la clínica- dándole una calurosa bienvenida al futuro genio de esta especialidad.
Claramente René poseía una constante necesidad de crecer como hombre de sapiencia. Al tropezar con alguna limitación, imperiosamente debía trepar al siguiente escalón, por más que esto significara comenzar de cero.
De simple Observer (observador), aprobó el examen que lo convertía en Junior fellow, un pequeño pasó que le confería grandes responsabilidades en la Cleveland Clinic Foundation.
“Sin ninguna duda me sentía feliz. Una vez más estaba frente a un nuevo desafío. Los que me conocen en profundidad –mis colaboradores en particular- saben que no puedo vivir sin desafíos. Han sido una constante en mi vida. El día en que no estén presentes habrá llegado el momento de partir.”
Es aquí en estos años donde comienza a desarrollarse una larga lista de logros personales. Además de descubrir cotidianamente una cultura norteamericana que no dejaba de sorprenderlo.
“Estoy convencido de que la evolución de la sociedad de consumo ha ido deteriorando lenta y progresivamente a la juventud de nuestro tiempo, dentro y fuera de los Estados Unidos, con las excepciones que siempre escapan al modelo general. El facilismo es una de las características principales, que aumenta en forma progresiva en relación con la capacidad económica de la familia a la que el joven pertenece. Al facilismo se le suman las demás desviaciones: falta de responsabilidad, falta de compromiso individual, familiar y social, falta de ideales y utopías.”
Transcurrían los años sesenta. Una época de racismo reciente en EE UU.
El conserje de la clínica y unos de sus colegas, ambos afroamericanos, adquirieron un cariño especial para el médico y su equipo. Él señalaba cómo todos los prejuicios entre razas se esfumaban, participando en eventos sociales como iguales: “Todo ello servía para demostrar que los problemas raciales, en particular los de la población negra, en los Estados Unidos sólo se solucionan a través de la educación. Un negro es un ciudadano más y termina con todas las barreras de la falsa aristocracia que algunos rubios de ojos azules han construido y mantenido sólo para defender sus privilegios.”

Medicina eficiente, pero humanizada
Dentro de la clínica, la cual admiraba profundamente, observó ciertos detalles en la atención que a pesar de su eficiencia carecían de humanidad. El desarrollo de las diversas especialidades requería que los enfermos, una vez admitidos, sean examinados por varios facultativos y como consecuencia la atención se iba despersonalizando. Cada médico interviniente apenas si intercambiaba unas pocas palabras con el paciente.
“Desde un principio lo había detectado y estaba convencido de que era uno de los defectos sustanciales de la medicina americana, altamente eficiente pero un poco deshumanizada. Para un médico rural, acostumbrado a dialogar con sus pacientes, era todavía más evidente. No podía perder mis hábitos, así que dedicaba un poco más de tiempo a los enfermos. La medicina ejercida sin humanidad no tiene sentido.”
Favaloro formaría parte del staff permanente de la clínica, que recorrería el mundo compartiendo las nuevas experiencias y descubrimientos de la especialidad. En uno de esos viajes por Europa, en una tarde libre junto a sus colegas Phillis y Mason Sones, comentó en uno de sus libros:
“A Phillis le encantaban los museos, a mí particularmente comenzaban a aburrirme. En uno de ellos, a través de una ventana, se veía la campiña en todo su esplendor con su diversidad de colores brillantes en un mediodía soleado. Lo llamé a Mason y le dije: ¿Tú crees que hay más belleza aquí dentro que la que tu puedes ver a través de esa ventana? ”
A comienzos de 1967, Favaloro comenzó a pensar en la posibilidad de utilizar la vena safena en la cirugía coronaria. La estandarización de esta técnica, llamada del bypass o cirugía de revascularización miocárdica, fue el trabajo fundamental de su carrera, lo cual hizo que su prestigio trascendiera los límites de ese país, ya que el procedimiento cambió radicalmente la historia de la enfermedad coronaria. Hoy en día se realizan entre 600.000 y 700.000 cirugías de ese tipo por año solamente en los Estados Unidos. (www.fundacionfavaloro.org)
Una vez más su futuro y prestigio estaban asegurados.
Una vez más lo dejó todo para empezar desde abajo.
Cuando su jefe le preguntaba qué límites tenía ese deseo suyo de avanzar siempre, él pensaba: “¿Límites? Eso significa detenerse. Desgraciado el que llegue a conformarse.”

De príncipe a mendigo. El principio del fin
Querido Effler (líder del Departamento de Cirugía Torácica y Cardiovascular de Cleveland Clinic, íntimo amigo de Favaloro):
“Como usted sabe, no existe cirugía cardiovascular de calidad en Buenos Aires. Los pacientes se van a diario a San Pablo o a los Estados Unidos. Algunos tienen suficiente dinero para viajar, pero otros deben realizar tremendos esfuerzos económicos (un paciente tuvo que vender su casa). La mayoría no puede siquiera pensar en venir. Mueren lenta pero inexorablemente sin acceder al tratamiento adecuado.
Voy a dedicar el último tercio de mi vida a levantar un Departamento de Cirugía Torácica y Cardiovascular en Buenos Aires. En este momento en particular, las circunstancias indican que soy el único con la posibilidad de hacerlo.
El dinero no es la razón de mi partida. Si así lo fuera, tomaría en consideración las ofertas que de continuo recibo de diferentes lugares de Estados Unidos.
Yo sé de todas las dificultades que afrontaré porque ejercí la profesión anteriormente en la Argentina. A los cuarenta y siete años, lo lógico y realista sería permanecer en la Cleveland Clinic. Yo sé que estoy emprendiendo un camino dificultoso. Si yo no aceptara liderar ese Departamento en Buenos aires, viviría el resto de mi vida pensando que soy un buen son of a bitch, un buen hijo de puta. Mi consciencia me diría constantemente: ‘Elegiste el camino fácil’”.
Fíjese el nivel de compromiso. Compárese con los nuestros.
“Otra vez a comenzar”, le dijo su esposa y compañera de todas sus aventuras María Antonia Delgado, o Toni como le decía él.
La Fundación Favaloro para la Docencia y la Investigación Médica nació en 1975, financiada con los propios recursos del médico.
Más de cuatrocientos cincuenta profesionales, provenientes en su mayoría de todos los puntos cardinales del país y de América Latina se formaron bajo la supervisión de Favaloro en su fundación, la mayor cantidad de residentes formados en un solo centro. El deseo de Favaloro de ser recordado "como docente más que como cirujano" se hace realidad cada vez que un paciente es atendido por uno de sus discípulos.

“Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar”

En el año 2000 el gobierno redujo las contribuciones a la Fundación a cero, preocupado por sus propias deudas, decidió saldarlas a banqueros y empresarios y no despilfarrarla en el centro de asistencia que salvaba a cientos de sus ciudadanos por día.
El siempre se quejó de los elogios, porque hubo un tiempo en que, aparte de las gracias, no recibía otra cosa. Acabó sólo.
“Nos hablaban de la solidaridad. La solidaridad no es solamente una cosa ‘espiritual’, no es solamente ‘el amor’, tiene una gran implicancia social, más en nuestros tiempos”.
Dio un grito desesperado, de la única manera en que la sociedad escucha: con la tragedia. Se inmoló en nombre de sus pacientes, amigos y empleados.
Alguien que jamás bajó los brazos ante retos constantes que lo desafiaban, ¿cómo es posible que renunciara a la lucha? Su amigo Carlos Penelas, al igual que otros de sus seres queridos y el propio Favaloro en la carta escrita antes de su muerte, afirma su incapacidad de aceptar el sistema actual, prefiriendo la muerte antes que unirse a la corrupción existente en la medicina:
“Sin duda la lucha ha sido muy desigual.
El proyecto de la Fundación tambalea y empieza a resquebrajarse.
Hemos tenido varias reuniones, mis colaboradores más cercanos, algunos de ellos compañeros de lucha desde nuestro recordado Colegio Nacional de La Plata, me aconsejan que para salvar a la Fundación debemos incorporarnos al ‘sistema’.
‘Pondremos gente a organizar todo’. Hay ‘especialistas’ que saben como hacerlo. ‘Debés dar un paso al costado. Aclararemos que vos no sabés nada, que no estás enterado’.’Debés comprenderlo si querés salvar a la Fundación’.
En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer.” (René Favaloro, 29 de julio del 2000)

¿Tan lejos estamos de ser un Favaloro?
¿Por qué sentamos cabeza en alguna parte del camino cuando encontramos un huequito de comodidad? ¿Miedo, egoísmo, conformismo? Acordemos que no es tan fácil encontrar ese huequito.
Favaloro no era ningún bicho raro. Los discordantes somos nosotros. Los que nos desviamos siguiendo lucecitas de colores luminosas. Unos pocos como Rene continuaron en línea recta hacia un objetivo lógico, lúcido, coherente:
“Deberán aprender por sobre todo que el hecho de existir significa un compromiso continuo que sólo termina con la muerte. Sobrará siempre tiempo libre para gozar de los placeres cotidianos sin alejarnos de las enseñanzas de la naturaleza, que no necesita de artificios para lograrlo”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Se inmoló por sus pacientes??? A sus pacientes no tenía que abandonarlos suicidándose al perder su Fundación. Si no le interesaba lo económico podría haber seguido trabajando humildemente como lo hacen muchísimos de sus colegas.
No creo en estas muestras de "escarmiento". Es más. Me parecen de una agresión extrema que al no encontrar un destinatario volvió hacia sí mismo.
Fue un excelente profesional, pero lo venció el orgullo y no justamente por no "someterse al poder".
Lo recuerdo como un gran impulsor y apoyando el Proceso militar, a Menem y lo recuerdo cuando afirmaba que la universidad pública debía cerrarse. El tenía su propio Instituto de enseñanza privado y con cuotas inaccesibles para la mayoría de los estudiantes que hoy tienen su título de Médico. Recordemos TODO por favor.
Lo bueno y lo malo.
Esto de "endiosar" a un personaje público y decir que un suicida se "inmoló" por su pueblo es, por lo menos, desacertado.
fue un mensaje más que agresivo y muy bien dirigido. Todas las historias tienen sus dos caras y no necesitamos que nos vendan una "adornada".
Se te perdona porque sos muy chico. Hacen bien en poner edad.

Anónimo dijo...

Las interpretaciones por su suicidio son diversas. Basándose en declaraciones hechas por televisión también es fácil quedarse con eso, a pesar de que luego se hayan hecho aclaraciones propias de unas declaraciones tomadas fuera de contexto, como la de que la universidad pública debía cerrarse, eso lo aclara muy bien luego. Pero no es lo que quería aclarar, estoy de acuerdo con de volcar lo bueno y lo malo. lo "bueno" y lo "malo" digamos. por razones de espacio, a pesar de tener en cuenta varias de esas cuestiones, no pude explicar todo lo que deseaba, siendo conciente de esas cuestiones. Pero quiero decir que teniendo en cuenta todo eso, y a pesar de no estar de acuerdo, lo tomo por lo que es, un ser humano.
Puede haber desacuerdos en las interpretaciones de sus actos, eso es posible, para mí, en el momento en que se encontraba, gracias al suicidio, de hecho, la fundación se salvó. La sociedad reaccionó, digamos. Pero aparte, y fue lo que escribí, él tranquilamente podría haberse quedado en cualquier lugar del primer mundo, atendiendo a quienes le pagaban mejor, o mucho más lógico, dejar de trabajar y quedarse en su gloria y hoy en día todos lo alabaríamos, simplemente por sus logros mundiales. Tomo en cuenta sus desaciertos, que no coloqué por falta de espacio reitero, como también otros cientos de sucesos y pensamientos que también quisiera agrgar, pero bueno. todo fue tomado de sus libros y estudios serios realizados póstumamente.
lo de la edad no tiene nada que ver, basta con ver alrededor, la necedad de adultos que opinan y deciden demuestran en que mundo estamos parados, que es el de los adultos, por supuesto. por lo menos hoy en día me siento orgulloso de no sólo quedarme con lo que los adultos -dueños de medios de comunicación- quieren que piense y diga, como también de admirar mucho más a una personita como rene favaloro o un rodolfo walsh y no tanto a un maradona a pesar de los esfuerzos mediáticos

gustavo fernetti dijo...

Nadie se suicida porque sí.
Tampoco don René era un depresivo.
Favaloro fue un desmedido en todo.
Se auto bombeó permanentemente como "ex-médico rural" (un privilegiado en un medio ignaro y conservador: cualquier chacarero lo sabe), aunque pudo pagarse estudios en EEUU.
Era invitado "de lujo" de Mirtha y Bernardo, y la función que él pensaba debía tener el medico era la de una especie de sacerdote laico, pero siempre con una corporación detrás, para cualquier emergencia política, y que le diera de comer.
Lo que "vendía" en TV era ese contraste sólo aparentemente brutal entre el médico rural y el cardiocirujano. En escenarios diferentes, siempre fue parte de una elite intocable, lo quie le permitió opinar sobre todo.
Como se sabe, Mirtha no invita a simples jefes de guardia de dispensarios del conurbano.
Científicamente, fue sobresaliente.
Sus investigaciones y avances en cardiocirugía son internacionamente reconocidos (aunque no es el inventor del by-pass como se nos hizo creer).
Su "tristeza" era la del fin del menemismo, que lo embarcó en una fundación "fácil-de-vender" (los 90fueron prodigos en fundaciones de todo tipo), y que a pesar de sus excusas y lloros, siguió en pie hasta hoy.
Mucho de su vida es misterioso.
Creo que a Favaloro, como buen neoliberal "espiritual", como personaje "bienintencionado" de clase media alta, se le fue al fondo la esperanza de un país eternamente occidental y europeo, se le derrumbó el mundo burgués del 1=1, se le fueron los apoyos del menemato que siempre tuvo, y tuvo que empezar a pagar las deudas, como todo el país.
Creo que no soportó la Argentina que imaginaba se vendría, no soportó imaginarse mendigando plata a Tinelli, tan acostumbrado como estaba a pedirle al presidente.
Por todo eso, la bala final no se la pegó en la cabeza.
Salpica.