martes, 2 de febrero de 2010

Rafael Ielpi y otro aporte a un tema atractivo

Por Silvana Depetris | Fotos: Guillermo Turín - Secretaría de Cultura Rosario

Sobre fin de año, en la sala "Edgar Spinassi", en el segundo piso del Centro Cultural Bernardino Rivadavia, Rafael Ielpi presentó su último libro "El imperio de Pichincha", publicado por la editorial rosarina Homo Sapiens.
La obra retoma la inicial investigación concretada en el año 1974 por el autor y Héctor Nicolás Zinni en "Prostitución y rufianismo" (considerado con justicia como el primer trabajo sobre la "mala vida" en la ciudad), así como las contenidas en otras obras de Ielpi como "Vida Cotidiana. Rosario 1900-1930" y "Rosario, del 900 a la década infame".
El período de consolidación y apogeo del comercio prostibulario organizado, entre 1870 y 1935, así como el de la prostitución legalizada y reglamentada (1900-1935) han sido motivo de importantes estudios tanto desde el campo de la divulgación histórica como desde los ámbitos académicos y este nuevo libro se suma a esa serie, analizando también los caminos del negocio prostibulario en países que, como Brasil y Uruguay, fueron también escenario del quehacer de las organizaciones de tratantes de blancas.
La presentación de El Imperio de Pichincha estuvo a cargo del también escritor, abogado y periodista, Marcelo Scalona, quien señaló que Ielpi es un referente en cuanto a la escritura y además un trabajador fundante de la Biblioteca Vigil. “Un hombre que nunca dejó de trabajar para la cultura, la sociedad y la escritura”, explicó Scalona. Dicho esto, continuó citando algunos pasajes del nuevo libro:
“Había muchas categorías de prostitución. Las criollas cobraban un peso y se entendía que eran las más baratas y la peor. Después venían las polacas, que cobraban tres pesos, claro, era cuestión de edad también.Y luego las francesas, cinco pesos.Pero cuando la francesa envejecía degeneraba en polaca y cuando la polaca degeneraba, derivaba en porteña, en criolla. La madame era una categoría especial, era la más importante, era la dueña y en general no era prostituta. Esto se dio en muchas partes, pero se dio sobre todo en Rosario. Y hay un libro que yo tengo ahí, Rufianismo y Prostitución, que habla sobre la rufianería en Rosario, que está dividido en tres épocas. La primera es la de los rufianes criollos, entre ellos, uno que debía muchas muertes y al que se llamaba el paisano Díaz. Luego vinieron los judíos, quienes resolvieron que éste negocio les pertenecía, entonces se agarraron a puñaladas con los criollos y después vino la mafia y acabó con los judíos. En todo caso, yo tengo ese libro, pero se refiere exclusivamente a Rosario”.
Este párrafo que funciona como introducción al nuevo libro de Ielpi es un extracto de un reportaje que le hacen a Jorge Luis Borges en la revista El Porteño de 1989.
En otro pasaje del libro, Scalona adelanta: “Lo corriente es que tengan grandes patios techados con vidrios, de modo que de día eran muy luminosos y comenzaban a funcionar a partir de las cuatro de la tarde. La gente empezaba a caer a eso de las cinco, pero no la cantidad que después de cenar. Aclaro, porque a esa hora el prostíbulo se convertía en un hormiguero. Recuerdo que los parlanchines parroquianos entraban por una puerta vaivén bastante característica que muchas veces eran de vidrios de colores y el patio era como un gran bar o café, con sus mesas y sillas. Uno se sentaba allí y enseguida venían las mujeres a proponer ir a la habitación.Venían ligeramente vestidas, porque no podían estar desnudas. El reglamento no lo permitía.
Quilombos de hasta cincuenta centavos. Verdaderos antros, a veces de ladrillos sin revocar situados alrededor de un patio apenas protegido por una enredadera”. Descripción de Antonio Berni recogida por Ielpi en El Imperio de Pichincha.
“Estos fundamentos historiográficos que tiene el libro son abrumadores, no pasa una sola pagina en la que no haya una intertextualidad referida a un documento, a un archivo, que fundamentan la tesis de Rafael, que, como sabemos se inició hace más de 40 años con un trabajo empírico y que el resultado es ese libro que cita Borges”, culminó Scalona para dar paso a la palabra del autor del libro.
“En este libro he tratado sobre todo de echar una mirada objetiva, pero no tanto, sobre una etapa muy peculiar de esta ciudad. Etapa que la atravesó como un fenómeno social durante casi 60 años. Las primeras noticias sobre la actividad prostibularia en Rosario se remontan a las últimas décadas del siglo XIX y termina la prostitución como una actividad legitimada y reglamentada por ordenanzas en 1935”, destaca Ielpi.
“Cuando comencé a investigar este tema, mucho tiempo atrás, todavía encontrábamos muchos testimonios vivientes de quienes transitaron esos lugares, ahora eso es imposible”, indicó autor y luego explicó: “Esto lo digo para anclarlo en algo que aparece en el libro y que es por qué no entrevistamos a las mujeres. Es que era absolutamente imposible, ya que las mujeres que estaban en la actividad prostibularia en 1920 desaparecieron todas. Murieron, se fueron, se mimetizaron con la sociedad, se casaron y no era fácil entrevistar a mujeres que ejercían esa actividad, incluso era mucho más difícil que hacerlo hoy en día, ya que por entonces era una actividad considerada pecaminosa por una sociedad que sin dudas tenía un gran costado de hipocresía, ya que quienes reglamentaban los prostíbulos eran los integrantes de la misma sociedad que ocupaban las bancas del Concejo y además, todas las familias que se indignaban por la existencia y la aglomeración de prostíbulos, sabían que iban sus maridos, sus tíos, hijos, cuñados”.
Más adelante, Ielpi destacó que “todo ese formidable negocio en Rosario fue muy importante y no era fruto de actividades aisladas, sino que era fruto de toda una organización comercial y de tratantes de blancas, que es el lado más oscuro de toda esta temática que muchas veces aparece como colorida, divertida y folclórica”.
“Detrás de todo eso casi jocoso había algo terrible como es la trata de personas, mujeres en condiciones indignas, engaños, el aprovechamiento de la miseria en las grandes comunidades europeas”, resaltó el autor del libro.
Sobre el tema, Ielpi señaló: “En Rosario no se había investigado sobre la prostitución hasta la aparición de mi libro Rufianismo y prostitución.
Ocurre que después, quienes siguieron investigando lo hicieron desde un costado más técnico, diría yo, revisando ordenanzas punto por punto, lo que haría muy pesada la lectura para el lector común, y en definitiva no hacen al meollo general de la cosa. Con saber en líneas generales cómo era la ordenanza de 1900 que reglamentaba la prostitución, no hace falta leer los 60 artículos de la ordenanza”.
“La otra cosa que quiero decir es que el libro además de reflejar el fenómeno prostibulario local, también se extiende hacia las conexiones con países limítrofes, sobre todo con Uruguay y Brasil, donde el ejercicio de la prostitución estaba considerado reglamentado. Las connotaciones, los paralelismos y las coincidencias son muy interesantes.En el caso de Brasil, son casi contemporáneas las apariciones de tratantes de blancas, de rufianes. Todo se crea más o menos en 1904 y en ambos países las organizaciones tienen sus propios cementerios para enterrar a los miembros de la colectividad prostibularia, ya que la colectividad judía en general los había repudiado y además les negó el entierro en su cementerio y la práctica de los distintos oficios en la sinagoga y por eso los rufianes construyeron sus propios cementerios. En Avellaneda en el caso de Buenos Aires, en Pueblo Paganini hasta 1950, hoy Granadero Baigorria, en Rosario. En Río de Janeiro también hay un cementerio, en Sao Pablo otro”.
Por último, Ielpi quiso decir que “la trata de blancas era una realidad con mecanismos muy aceitados”, al igual que señalar “la triste realidad de Argentina de ser el paraíso de la trata de blancas”.
“El libro en definitiva trata de reflejar todo ese mundo tan heterogéneo, tan tremendo y terrible que implicó la existencia de todo un barrio que hasta conserva el nombre, dedicado exclusivamente a la actividad prostibularia. Un barrio que tenía y aún tiene ese costado retro, con sus artesanos, boliches y anticuarios, que le da una impronta, que tal vez tiene el concepto de barrio arquetípico, como San Telmo en Buenos Aires que tuvo las mismas características o el Barrio Bajo de Montevideo que hoy fue convertido en un paseo turístico y en su momento fue el enclave de la prostitución en Montevideo”.
Finalmente Ielpi bromeó con los presentes: “para la tranquilidad de todos los rosarinos este es el último libro que escribo y es el último intento que hago por tratar el tema porque considero que he redondeado bastante la cuestión en El Imperio de Pichincha”.

SOBRE EL AUTOR. Ielpi, actual director del CCBR, tiene una destacada obra poética, es autor de "La Forestal", valioso aporte a la música argentina de carácter testimonial y cuenta con aportes notorios al análisis de la historia y la cotidianeidad de la ciudad. Fue el primer titular del área de Cultura municipal en la recuperación democrática (1983-1989); presidió el Concejo Municipal (2003) y fue concejal durante una década. Este año le fue otorgada la distinción de Ciudadano Ilustre de Rosario.

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