martes, 15 de diciembre de 2009

VAMOS CREYENDO

Por Quique Pesoa

Siempre estamos en la búsqueda del título que atrape. Cuando hacemos un programa de radio, nos preocupa el nombre que tendrá. Se nos ocurre que el éxito o el fracaso están rigurosamente atados a esas dos o tres palabras. Vamos creyendo no me suena a nada, no creo que al correr de la vista sobre un papel, nos interese de ninguna manera leer algo que así se presente. Pero es lo primero que surgió cuando pensé en el contenido de esta nota.
Vamos creyendo. Vamos creyendo y reemplazando rápidamente una creencia por otra. De ahí el gerundio. Si, la ley 22285 es una ley de la dictadura militar, ya no es posible soportarla un segundo más. Pasaron veinticinco, veintiocho años desde el comienzo de esta democracia pedorra y en todos esos años no se pudo? no se quiso? cambiarla... Cuántos senadores y diputados pasaron por las cámaras y de eso no se habló.
Cuántos de los opinólogos de turno leyeron el contenido de esa ley? Cuántos, de los que íbamos creyendo en esos opinólogos, nos dimos cuenta de que el artículo 45 de esa ley era antimonopólico? Si, si esta democracia de baja intensidad se metió con esa ley, fue para modificar ese artículo y permitir la existencia del término multimedio. Aberración naturalizada en la que también fuimos creyendo. Más y mejor libertad de empresa. No se si Pavlov lo ensayó, pero si a los empresarios de los medios les das cada vez más prebendas, luego se hace muy difícil recortárselas.
Hasta que una reyerta palaciega entre nuestros presidentes (no puedo singularizar porque es una pareja la que gobierna) y el grupo Clarín, nos puso frente a una nueva ley de medios. Lo dije, cualquier texto que redactemos va a ser mejor que la ley vigente. Que hace falta afinar la puntería sobre el órgano de aplicación, sea. Que no queda claro si las empresas que prestan otros servicios al estado pueden ser titulares de medios, sea. Que no sabemos muy bien si otros monopolios reemplazarán a los existentes, sea. Pero indudablemente, con aciertos y malas intenciones, hacía falta actualizar, aunque sea tecnológicamente, una ley con treinta años de antigüedad. Treinta años en los que fuimos creyendo. Porqué será que existe semejante lentitud en las reacciones del estado? O es parte de un plan? Pienso en la iglesia católica y todo el tiempo transcurrido desde aquel "y sin embargo, se mueve..." hasta el reconocimiento y la disculpa. Mientras tanto, seguimos creyendo.
Ya está, no se habla más de la nueva ley. TN no desapareció. El canal Volver no dejó de transmitir. Sonso sería, esta vez, continuar creyendo que una ley va a frenar el accionar de los multimedios. Recordar el gracioso título de Barcelona, terminó el tiempo de los multimedios, comienza el tiempo de los testaferros.
Sonso sería, esta vez, pensar que el gobierno, el mismo que recibió dos veces al dueño de la Barrick Gold para sonreír ante la explotación minera a cielo abierto, vaya a dar pelea seriamente a los multimedios con los que firmó convenios de prorroga de licencias no hace mucho tiempo.
Sonso sería, esperar que una ley como ésta, solucione la inequidad mediática, cuando sabemos que la inequidad es estructural en todos los aspectos de la vida de nuestra nación.
Sonso sería seguir creyendo. Pero parece que está en la condición humana el hacerlo. Da la impresión que necesitamos creer siempre en algo o en alguien. Creo que no podremos cambiar nada de verdad, hasta que asumamos que estamos solos, que no hay dioses y que de nosotros depende cualquier golpe de timón.
Mientras tanto, vamos creyendo.

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