Por Carlos E. Galli
El 2009 se insinúa como un año complejo, difícil, año sobre el cual se ciernen vaticinios para nada halagüeños. El sistema económico capitalista global estalló e hizo añicos no sólo billeteras sino también ideas. Era esperable que el derrumbe financiero mundial comience a repercutir en la región y por ende en nuestro país, y sus efectos merecerían ser considerados con madurez por todos los actores sociales. Sin mezquindades, ni visibles egoísmos que animan los actos de buena parte de nuestra dirigencia. El mundo asiste a la agonía de un modelo económico que generó desigualdades sociales sin precedentes, concentración de dinero en pocas manos, pobreza en muchas, y fue campo propicio para bicicletas financieras de todo tipo: bancas off shore, paraísos fiscales, lavado de dinero, corrupción por doquier, siempre animado por enormes masas de dinero que los países más débiles fueron transfiriendo a los ricos con sus consecuencias lógicas. El fundamentalismo libremercadista tan propagado en el mundo, hecho carne en la Argentina, desde la última dictadura militar y acuñado con fervor durante el menemismo ha colapsado como modelo. Las causas estructurales están siendo analizadas y debatidas en todo el mundo y sus soluciones aunque no se sepan se pueden intuir ¿Quién pagará la crisis? Aventure una respuesta... Acertó.
Es visible que aquellos que diseminaron por el mundo las ideas del libre comercio, hoy recurren a la aplicación de recetas que antaño defenestraban como la intervención del Estado como regulador y protector de los intereses colectivos. Proteccionismo y nacionalización, son las palabras que circulan desde el Norte como medicina a la enfermedad que sin pruritos generaron. Esto no significa sacar los pies del plato. El sistema político capitalista no está en discusión, sí la relación capital - trabajo, formas de producción, y un nuevo modelo financiero superador del que acaba de sucumbir. Sin embargo, por estos lares, más de uno se resiste al fracaso e insisten con el modelo.
La puja entre gobierno y campo es rica en ejemplos. A un año de su inicio, sigue ocupando la primera plana de los medios y provee de elementos suficientes para observar qué se juega políticamente, de cara al futuro, más allá de las retenciones y el resto de demandas campestres. La teatralización en los medios abarca todos los géneros, desde la comedia hasta la tragedia, el elenco -salvo algún extra de ocasión-, es bastante estable.
Vale introducir un recordatorio. El formato se desplegó sin tapujos mientras transcurría el menemato y aunque parezca paradójico, en épocas tristes y oscuras, arrojó claridad y transparencia sobre la identidad de los actuantes.
La modalidad persiste, pero la puesta en escena es de tan baja calidad, que los artistas que desfilan por los medios no convencen ni a un finlandés.
El conflicto “campo” expresado como totalidad, como pretendida esencia del ser nacional, versus gobierno adjetivado con saña y animadversión desmedida -más allá de su gruesos errores- va pergeñando un escenario donde las ideas que se impongan moldearán el futuro. Es obvio, que la política nacional no se dirime únicamente en este conflicto, que la Argentina no es sólo campo, pero en el ring mediático, es la pelea escogida. No es casualidad.
1 comentario:
Turco querido!! te mando un abrazo enorme, noto que seguís indignado, y doy gracias por eso!
Yo embarazada de meses, y estoy tan indignada como siempre y como vos. No me baja la bronca, ni el asombro de que las cosas sean tan jodidas. Y espero que así siga siendo (lo de mantener la bronca, no lo otro).
Abrazo!
Elizabeth la Gallega
Publicar un comentario