lunes, 15 de diciembre de 2008

Trincheras

Por Bruno Javier Del Barro

A mediados de 1990, en Buenos Aires, un ingeniero mató a balazos a dos jóvenes ladrones que huían con el pasacasetes de su automóvil. “Yo hubiera hecho lo mismo”, dijo Bernardo Neustadt.
El sentido común condena el acto. Una sociedad escandalizada lo celebra en su ser más íntimo.
Un mundo que prefiere la seguridad a la justicia, es el mundo ideal para las prósperas industrias de seguridad privada, que tienen al miedo como materia prima y procuraran que así sea. “Nuestra mejor publicidad son los noticieros de la televisión”, cuenta un especialista en la venta de seguridad. La industria del control bien ha estudiado el mercado y como satisfacer la demanda, la cual aumenta no sólo por la ola de asaltos, secuestros, crímenes y violaciones, sino también por el desprestigio de la seguridad pública afamada por su sospechosa incompetencia.
Alarmas para autos, picanas eléctricas y portátiles, aerosoles que paralizan a distancia, circuitos cerrados de televisión y alarmas por monitores que controlan en pantalla a las personas y a las empresas, cámaras y micrófonos ocultos se meten en los bancos, supermercados, oficinas y estadios deportivos; el arsenal necesario para meter miedo a lo que nos da miedo, la inseguridad, esa que el Estado preferiría que disminuya por los gastos que implica, la misma que llevaría irremediablemente a la bancarrota a las empresas de seguridad si expirara o languideciera.
En el océano del desamparo, se alzan las islas del privilegio.
“A solo 30 minutos de Puerto Madero –dice en el sitio de Internet de un barrio privado- sin hipotecar su vida, lo invitamos a ‘Las Fuentes’, un lugar para enfrentar el futuro, en un clima de tranquilidad, naturaleza, comodidades; que sin alejarlo de las bondades de la ciudad, lo acerca a una filosofía de vida que desata sus fantasías, su memoria, volver a las fuentes (de allí nuestro nombre) alejando la pesadilla de un futuro más caótico, artificial, ensordecedor y que atenta contra el bienestar de usted y los suyos. ALERTA: el contenido de este sitio puede molestarlo, si actualmente no ha pensado en el bienestar de sus chicos, su familia, los suyos; frente a una ciudad cada día más avasallante e impersonal.”
Es por su suntuosidad, que estos lugares son motivo de envidia para todos los otros campos de concentración habidos y por haber. Su eslogan es la tranquilidad de un pueblo en donde dejan las bicicletas en cualquier lado y las puertas no tienen cerraduras, aunque la ironía es que es el barrio el que la tiene, eso y mucho más. Lujosas moradas, incorporan menesteres básicos en rededor: campo de golf, polo, spa, cancha de tenis, fútbol, básquet, mercados, Club House y juegos para los más chiquitos. Reivindican el espíritu campestre y pueblerino, hablan de naturaleza en su estado más puro como si no se tratara de una jardinería refinada que selecciona y regula el paisaje. Servicios de primera clase, hombres e instrumentos de seguridad, además de expensas relativamente accesibles. En fin, pertinentes argumentos para que el mundo exterior nos comience a parecer insulso.
A diferencia de lo V.I.P., que ya es parte de nuestra cultura, o esos gustitos para darse de vez en cuando, acá te ofrecen un hogar donde vivir y criar a tus hijos. La idea de la casa de fin de semana ya es parte del pasado.
El barrio ha cerrado sus puertas y es autosuficiente.
Se ha lanzado el Decreto 27/98 con respecto a este tema. Entiende por barrio cerrado a todo emprendimiento urbanístico destinado a uso residencial predominante con equipamiento comunitario cuyo perímetro podrá materializarse mediante cerramiento.
El Artículo 1º exige “que el cerco perimetral sea transparente, y que las viviendas a construir no estén aisladas del resto de la sociedad. Teniendo que ser realizadas a metros del cerco perimetral. Tratado de manera que no conforme para el entorno un hecho inseguro. Deberá prever su integración con el entorno urbano en materia de redes, accesos viales, servicios generales de infraestructura y equipamiento comunitario con carácter actual y futuro.”
Por otro lado, los municipios suelen dotar a la policía con 24 patrulleros Nissan X Terra 4x4 y presupuesto para que estos circulen las 24 horas para la tarea de prevención. Conjuntamente, y no se si esto también contribuye en la armonía con el “resto de la sociedad”, un doble alambrado (con un área verde perimetral que lo rodea de 6.000 m2) cuenta con sistema electrónico que está monitoreado las 24 horas por una empresa de control. Así que, ante la constante amenaza de un hampón, no pasa ni una mosca.
Además de aniquilar el concepto de que la vida conlleva una serie de obstáculos a franquear que en definitiva son los que te hacen madurar como persona, dándote gustos y disgustos, es probable que los que pasen allí muchos de sus días, sobre todo los chicos, quienes se criarán y pasarán sus años en que más información almacenan, más recuerdos atesoran, más aprenden, decodifican y adquieren un juicio, desarrollen acostumbramiento al ambiente controlado, libre de enredos y contradicciones cuales sortear y salir triunfante.
El pánico al “afuera” que nos eriza la piel, padecido más por periódicos y tele que por experiencia, se incrementa considerablemente visto desde aquella burbuja impenetrable, cómoda, electrificada y armada. Hay algo más allá, y comienza a ser temido como ignorado: parece vago, inestable, incierto; cada vez más su naturaleza nos parecerá grotesca y desordenada y aquella chusma que rebosa las ciudades, mira para dentro como envidiando, aborreciendo, otorgando razón de ser a ese perímetro impenetrable que también puede ser la causa.
El ya amenazante exterior, tierra de nadie, calles de todos, está vedado. Son los violentos suburbios, esos lugares donde pasa, sin darnos cuenta, el prohibido, peligroso, pero también el prodigioso espectáculo de la vida.
“El mercado de las urbanizaciones privadas cuenta con emprendimientos que poseen una completa infraestructura de servicios que incluye colegios. Uno de los factores más importantes que tienen en cuenta las familias con hijos a la hora de buscar su lugar donde vivir. Algunas ventajas que brindan estos colegios: Los chicos no necesitan salir de la urbanización privada, ya que la mayoría tiene una entrada directa interna, pueden ir solos al colegio, poseen amplios predios deportivos para practicar atletismo, hockey, tenis y fútbol y, en algunos casos, disciplinas náuticas y equitación. Además, aprenden en contacto con la naturaleza, las escuelas organizan talleres donde se les enseña a cultivar una huerta y actividades al aire libre. Computación, teatro, danza, jazz, laboratorios de ciencias e instrumentos musicales completan la propuesta educativa. Tienen el desarrollo de su educación en un lugar seguro, donde los chicos pueden moverse en bicicleta o caminando, en forma independiente y de fácil acceso.”
La ventaja, dicen, es que los pibes no tienen que salir.
Los padres proteccionistas, o simplemente los padres, priorizan la conservación más inmediata del niño, su cuerpo. Asegurando en gran medida la homogeneidad de su círculo amistoso, podrá moverse solo desde muy pequeño, puesto que sus caminos, en todo sentido, estarán circundados y serán predecibles hasta el hartazgo.
Mucha suerte tendrá el niño que logra serlo.
Es injusto arrebatar ciertos eventos al camino de la adultez, como viajar solo en bondi, perderse en cualquier lado de una gigantesca ciudad, asustarse, ubicarse. Mudanzas. Miedos. Cambios de colegios. Localidades lejanas. Turbulencias familiares. Amigos, compañeros y desconocidos con vivencias increíbles y disímiles.
Sufrir, luchar, el relax posterior. Y de nuevo épocas de agitación, corridas, estrés, misiones cumplidas, sueños rotos, recompensas inesperadas.
Dejando a un lado los objetivos que uno mismo se impone y visualizaciones que uno hace a futuro, surge lo imprevisto, eso que se te mete en tu camino, eso que nunca te hubieses imaginado y que exige improvisar.
La humana incertidumbre, esa pizca de sal a la vida, que sólo te da el versátil orden público, en donde no hay grandes exigencias para entrar a sus filas.
La diputada Claudia Saldaña, según los comentarios del diario “La Capital”, propone restringir estas urbanizaciones. Si bien no pretende “detener el desarrollo”, busca parar “el crecimiento de estos barrios hasta tanto no exista una serie de normativas que clarifiquen cuales son los impactos que generan y como manejarlos”. Su proyecto de ley propone “educar a los intendentes para que entiendan que las inversiones no justifican contaminación, sobreexplotación, depredación”. Es más, “resulta a todas luces evidente la necesidad de comenzar a modificar hasta dar vuelta estos procesos de fragmentación urbana y social…”. Es firme al reclamar la necesidad de “una nueva legislación que comience a promover restricciones para la conformación de nuevas urbanizaciones con sus falsos paradigmas pseudo-ecológicos y pseudo-comunitarios que sólo sirven para la exclusión social”.
El azar me dio la oportunidad de visitar uno de los tantos que existen. Entre toda esa soledad o desolación, paisaje de algún cuento y tranquilidad inexorable, había una construcción en proceso. Era la única señal de vida en varios kilómetros: muchachos en cuero con la remera atada a su cabeza, empapados en sudor y cal, ridiculizándose unos a otros, chillando de risa, rompiendo el aire, al sol y al son de una cumbia a todo volumen.

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