jueves, 4 de septiembre de 2008

El caso Sandra Cabrera. Las redes policiales

Por Carlos del Frade

Sandra Cabrera fue asesinada por la red que componen algunos integrantes de la policía Federal y Provincial de Santa Fe, en estrecha relación con los denominados empresarios de la noche en la zona de la Terminal de Ómnibus “Mariano Moreno”, según se desprende de la lectura de los once cuerpos que hasta mayo de este año contenía la causa judicial que investiga el homicidio.
Para la fiscalía, el juez de primera instancia y hasta los integrantes de la Cámara Penal, no hay dudas que la dirigente sindical de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina Rosario, era utilizada para vender cantidades poco importantes de drogas que suministraban ciertos numerarios de las fuerzas de seguridad. Tampoco hay diferencias a la hora de medir los alcances de las denuncias que venía efectuando la gremialista: hubo por lo menos quince amenazas de muerte que, el 27 de enero de 2004, se cumplieron. A cuatro del asesinato, el maltrato contra las trabajadoras sexuales continúa y los negocios espurios entre integrantes de ambas reparticiones siguen impunes. Es tan grave la cantidad de indicios que dejaron de investigarse en pos de resumir el hecho a un mero incidente pasional que se hace indispensable la revitalización de la causa y la formación de una comisión bicameral dentro de la Legislatura provincial para tomar nota sobre lo que ya está comprobado: la existencia de una trama delictiva compuesta por mujeres y hombres que, supuestamente, están sostenidos por los estados -nacional y provincial- para evitar que los mencionados delitos se produzcan. He aquí los hechos comprobados y que dejaron de investigarse alrededor del asesinato de la ex secretaria general de AMMAR.

Así fueron las cosas para la justicia...
Sandra Cabrera fue asesinada entre las 3 y 5 de la madrugada del 27 de enero de 2004. Era la secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina, seccional Rosario.
Su cuerpo fue encontrado sobre la puerta del domicilio de calle Iriondo 647, en la zona de la Terminal de Ómnibus “Mariano Moreno”, de la ciudad de Rosario.
La mataron mediante un disparo de arma de fuego calibre 32, efectuado desde atrás, en la nuca, con el arma apoyada, con alevosía.
Sergio Cabrera, el padre, declaró que el sábado 24 de enero, vio frente a su domicilio de Pasaje Asunción, una camioneta cuatro por cuatro, color gris oscuro, en cuyo interior había una filmadora que apuntaba en dirección a su casa.
Días después remarcó que al volver al departamento que habitaba su hija, encontró una gorra de la Policía Federal que tenía escrito la leyenda “Turco”, policía, “allegado a ella, ya que la misma le mandaba chicas al Turco a una parrilla de calle Pellegrini y Garzón, donde solía frecuentar el Turco, asimismo tiene conocimiento que este Turco le compró un video juego a su nieta Macarena, lo pagó con la tarjeta de crédito de él, esto se lo comentó una vecina de nombre Marta, que vive al lado de Sandra... que también le comentó que se habían metido dos policías de la Federal y la apretaron (a Sandra) y que había vuelto con un novio de la Federal, que tenía antes. Relató que Sandra había denunciado o iba a denunciar a un taxista que vendía drogas, esto lo tiene que saber el Turco y la Liliana, una amiga” de su hija. Sergio indicó que el día “del velorio estuvieron los de Moralidad amenazando a las chicas para que no vayan al velatorio”.
Cuando fue a saludar la tumba de su hija, Sergio encontró un anónimo: “Pudrite gorda puta por buchona. Quedan dos en la mira. ¡Ojo!. Me cago en los derechos humanos protectores de los delincuentes. Viva la policía (las botas) p”. El padre de Sandra también apuntó que Mercedes, una amiga de su hija, no fue al velorio, que se puso a llorar, “que no quería saber nada con AMMAR ni con nadie, entonces la empezaron a apurar y ahí esta mujer dijo: fue el botón hijo de puta, fue Diego. Ahí le comentaron que ella tenía problemas últimamente porque Sandra lo había amenazado con que le iba a decir a la mujer, porque la estaba siguiendo mucho y la molestaba”.
-Sandra me dijo de una amenaza de Bermejo quien dijo que iba a volver a Moralidad cuando quería y que iba a haber balas para las que habían denunciado y que él no lo iba a hacer sino que iba a mandar a que lo hicieran. La única relación con Bermejo era la de la plata, que yo sepa... Una vez, un taxista de chapa 2302 de nombre Juan que para en Constitución y Santa Fe le dijo a Sandra que “el vuelto iba a estar”, que aparentemente estaba en combinación con el dueño del boliche de Castellanos y San Lorenzo -declaró Nilda Edith Cinzano. Bermejo es Sergio Omar, integrante de la policía provincial de Santa Fe y ex integrante de la cuestionada brigada de Moralidad Pública.
Yésica Cavo, vecina de Sandra desde agosto de 2003, informó que la policía había colocado un auto particular “con policías que quedaban de custodios” frente al pasillo que compartían en San Lorenzo 3261.
Rosa María Teresa Signorelli señaló que Sandra “se sentía muy protegida, no le tenía miedo a Moralidad, ella decía tengo toda la cana conmigo. Ella se sentía protegida en última instancia por una persona que trabajaba en la Federal. Sabe que Sandra Cabrera consumía drogas y era vox populi que vendía porros y cocaína. Eso es lo que se decía... El Turco trabajaba en la Federal en la misma sección que Diego, que desde hace mucho más de dos años se comentaba en la noche que la iban a encontrar muerta, porque decían que no respeta los códigos, que Sandra le contó que pocas veces hacía servicios en la calle, que últimamente como estaba mejor, no necesitaba de esas cosas de diez pesos”.
Agregó que “en toda la noche se comentaba desde hace mucho más de dos años que la iban a encontrar muerta, porque decían: “No respeta los códigos”, iba de lo legal a lo no legal”.
En su momento, Melina Noelia Lista apuntó que “el día 27 de enero había mucho movimiento de policía, la séptima y el comando. Una noche anterior habían pasado dos policías en moto y preguntaban qué tal era la zona, el movimiento, porque los mandaban del comando o la jefatura, o algo así, según comentaron” y que “preguntaron por Sandra”.
Según Margarita Rita Lista, Sandra “tenía problemas con la policía, estaba amenazada de muerte, tanto ella como su hija... creo que las amenazas se desencadenaron a raíz que ella hizo echar un jefe de Moralidad Pública, hará más o menos un año. Dicen que Sandra estaba con un policía de la Federal... El domingo aparecieron dos muchachos vestidos de policías que preguntaron por Sandra... me dijeron que eran del Comando que los mandaban de Jefatura para cuidar la zona... Uno dijo, ¿y la sanjuanina?.. Después los fui a saludar a los policías y me decían que me calle la boca porque había otros y no podían hablar... Con respecto a quién puede haber matado a Sandra algunos creen que los narcotraficantes otros creen que la policía, lo que más suena es la policía porque ella andaba con uno de la Federal, la bronca estaba con ellos más que con los de Moralidad... Me llamaba la atención que el auto de la séptima dio dos o tres vueltas por la manzana de San Nicolás y Santa Fe... se metían para el lado donde estaba Sandra muerta”, declaró.
Más adelante, María de las Mercedes Battiato, ratificó que presenció una discusión entre Sandra y Diego. “La discusión fue la noche que jugaban Boca y Central, él le decía que le de la plata y ella decía que no la tenía y él le dijo que fuera a trabajar, que fuera a la esquina... primero fue lo de la discusión y dos noches después lo del auto. El nos tiró el auto encima cuando estábamos cruzando... Yo droga en la casa de Sandra nunca vi, pero sé que Diego le dejaba porque ella me contaba, sacaban de un procedimiento y lo guardaban para meterlo en otro procedimiento...”.
El juez de la causa remarca que “al analizar la situación procesal del imputado Parvluckzyk debe inicialmente analizarse la vinculación que unía a este con la víctima Cabrera, que permitirá abordar una visión global sobre la actividad de la omnipresente sección de Drogas Peligrosas de la policía Federal en la zona de la terminal y en particular de Parvluckzyk y su relación con Cabrera”.
Para el juez, la relación entre los dos “transcurría por lazos afectivos, que trascendían la mera actuación como informante.
Deja sentado que en la causa 301/04, “se ha investigado un sinnúmero de pistas incluidas el tenor de denuncias de colegas de Sandra a las que ella acompañaba e incluso que ella misma efectuó y que se referían a presiones de funcionarios policiales provinciales, también a otras personas, denunciantes de las víctima por hechos anteriores, personas ligadas a la prostitución, más los informes de inteligencia de las distintas fuerzas, la posible ausencia preparada de las fuerzas policiales en las inmediaciones del lugar del hecho -no detectándose anomalías en este sentido- a lo largo de estos nueve cuerpos (por entonces)”.
En cuanto “al retiro de la custodia policial provincial se informó que obedeció a una estrategia no limitada a ese caso. Pero en el de marras, es probable que no hubiera tenido efecto sobre el homicidio porque a pedido de la propia Sandra Cabrera se limitaban cuando estaba en su casa y no cuando salía ni mucho menos cuando ejercía la prostitución, hecho que se reitera por mujeres de esta profesión como lo han manifestado en otras causas, por ejemplo la denuncia de Langoni en contra del policía Bermejo”.
Por lo tanto, el doctor Carlos Carbone, juez en lo penal de instrucción de la novena nominación, después de su fallo de cincuenta páginas, resolvió el auto de procesamiento y prisión preventiva contra Diego Víctor Parvluckzyk por considerarlo autor del homicidio de Sandra Cabrera. Era el 10 de junio de 2004.
Cinco meses después, Parvluckzyck quedaba liberado por decisión de la Cámara de Apelaciones en lo Penal de los tribunales provinciales de la ciudad de Rosario.

La visión del fiscal
En el folio 1897 del fallo de la Cámara de Apelación en lo Penal de Rosario se puede leer que el fiscal afirma que “si bien la investigación pasó por diversos momentos, encaminándose originariamente hacia el personal de la policía provincial y otros sujetos, no dejándose de escrutar ninguna llamada, nota anónima o testimonio que pudiera encaminar la instrucción a partir de los dichos de algunos testigos se abre la línea investigativa respecto de la vinculación de Cabrera con Drogas Peligrosas de la Policía Federal, estableciéndose con certeza casi irrefutable que la occisa actuaba como “informante” de la sección, como así también su padre, que no sólo consumía sino que vendía sustancias estupefacientes (marihuana y cocaína) y que algunos “remanentes” de los procedimientos policiales realizados, le eran entregados, dentro de un contexto en donde aparecen involucrado el imputado y otros miembros de la policía federal, pero sólo el aquí procesado es quien habría tenido contacto con la occisa en horas de la madrugada del día en que se produce su deceso, conforme él mismo lo reconoce. A renglón seguido sostiene la fiscalía que no sólo se ha acreditado la condición de informante de Cabrera -que a su juicio adquiere vital importancia- sino también de vendedora de las drogas que le eran suministradas por el propio imputado, estableciéndose así, y al margen de algún acercamiento afectivo, una relación comercial de tipo ilegal, en la que se mueven importantes sumas de dinero, por lo que, en relación al posible móvil del asesinato, estima que sería harto probable que pudiera haber existido algún problema que degenerara en el resultado que motiva la causa, teniéndose en cuenta que se menciona la existencia de un entredicho entre ambos”.
“Destaca que, como se refiere en el auto impugnado, si los elementos de cargo se toman aisladamente -como hábilmente lo hace el defensor- la colecta probatoria cargosa pierde sustento, pero evaluado en su conjunto y conforme la sana crítica racional, los indicios y presunciones son claros, precisos y concordantes para dar sustento a la probabilidad de autoría del sospechado en el hecho investigado. Entiende que si bien la vinculación de Cabrera se extendía a otros miembros de la policía federal, la responsabilidad prima faccie recae en cabeza de Parvluckzyk no sólo porque aparentemente era uno de los que le suministraban droga para la venta, sino porque a ello se suma la cuestión afectiva y su presencia y estancia -por él admitida- en el lugar y día del suceso, con la fallecida”, dice el folio 1897 del expediente 1166/04.

El fallo de la Cámara
“La actividad de Sandra Cabrera se desplegaba en la prostitución callejera, caracterizada por sus pares como dotada de una fuerte personalidad que no desmienten las numerosas denuncias que la tienen como protagonista, entre las que se encuentran las que habrían generado conflictos con la policía provincial, al punto de motivar el alejamiento de funcionarios. Además, aparece involucrada, conforme a la prueba testimonial recogida, algunas de ellas de su propio ambiente de la prostitución, a la actividad de consumo, tráfico de drogas y de datera -junto con su padre- de personal de la policía federal, al que se brindaba información que habría posibilitado procedimientos y detenciones que, en lo que a la víctima atañe en su caso, habría derivado a través de Parvluckzyk, con quien habría mantenido una relación íntima. La instrucción ha permitido verificar, asimismo, la existencia de denuncias de amenazas contra su vida y de testimonios que mencionan tal tipo de amenazas provenientes desde el padre de su hija hasta de otras personas en diversos contextos públicos o privados que la habrían tenido como protagonista, patentizándose su situación al punto de requerir custodia policial en su domicilio a raíz de las amenazas sufridas y dentro del contexto del conflicto con personal de la policía provincial perteneciente a moralidad pública...”.
“...La lectura de la causa permite concluir, como lo hace el a-quo y ya se ha adelantada en parte, por la existencia de una relación que involucra a Sandra Cabrera, a compañeras del ejercicio de la prostitución, a Parvluckzyk y a otros empleados de la policía federal, en un contexto en el que existe trato, relaciones íntimas de algunos con cierta permanencia, pertenencia, protección y en cuestiones vinculadas con la droga -tráfico, consumo, delación dentro de una actividad en la que no suele ser extraña una labor de inteligencia a través de informantes en el medio-. Ciertamente, no es poca la complejidad de la valoración del acervo probatorio a partir de órganos de prueba provenientes fundamentalmente de ese contexto...(folio 1898, dictamen de la Cámara de Apelación en lo Penal Rosario, sobre el expediente 1166/04 “Parvluckzyk, Diego Víctor s/homicidio calificado).
“...Repárese que si es cierto que el Jefe de la Sección Drogas Peligrosas de la Policía Federal, le pidió a Parvluckzyk -como éste afirma- que terminara la relación con Sandra Cabrera y en ese momento se distanciaron para luego volver a encontrarse semanas antes del hecho (extremo que el juez instructor considera sugestivo), tal pedido pudo tener otro motivo distinto al que se infiere. Entre otros, las cuestiones que estaban desencadenándose entre Sandra Cabrera y la policía provincial por las denuncias de aquella y las repercusiones negativas en funcionarios de ese organismo. Este tema bien pudo preocupar en el ámbito de la policía federal, en donde algunos empleados aparecen manteniendo relaciones de parejas y de otro tipo con el ambiente de la prostitución, la droga y con Sandra Cabrera misma en su actuación en las dos actividades. Pero no parece que constituya un motivo del homicidio...” (folio 1899, del mencionado dictamen).
“...El procesamiento por homicidio agravado que se impugna, en consecuencia, debe fundamentarse en un acervo probatorio superior al de la sospecha, la probabilidad de autoría. Como sostiene el a-quo siguiendo calificada doctrina, la probabilidad requiere que los elementos incriminantes positivos sean en fuerza superiores, preponderantes a los negativos. Este tribunal estima que tal probabilidad o fuerza probatoria preponderante, no existe con lo actuado hasta el momento del dictado del auto, dentro de un panorama tan abierto de posibilidades de autorías y sin ningún elemento probatorio que directa o inmediatamente muestre como autor a Parvluckzyk (en cuanto su relación de proximidad con el objeto de prueba que desvalorice otras distintas inferencias). Solo se puede apreciar un acervo probatorio conjetural que autoriza el motivo bastante para la vinculación al proceso mediante la indagatoria, pero no es suficiente para autorizar el procesamiento, con el peligro cierto de que el grave hecho cierre otros caminos de indagación derivando el caso hacia un juicio no exitoso, en cuanto a la perspectiva de no obtención de la certeza con la que debe probarse la pretensión en la sentencia. En definitiva, y sin perjuicio de las ulterioridades de la investigación, hasta el momento de esta revisión no existe mérito probatorio que probabilice la autoría de Parvluckzyk, por lo que el auto de procesamiento debe ser revocado. Por lo expuesto, la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Penal de Rosario, resuelve: revocar el auto de procesamiento impugnado...”, dice el folio 1902, firmado por los doctores Alberto Bernardini, Eduardo Sorrentino, Ernesto Pangia y Jorge Baroni, el 8 de noviembre de 2004.

Cierres abiertos
En diciembre de 2004, la causa del homicidio calificado de Sandra Cabrera fue remitida al juzgado de instrucción número 10, a cargo del doctor Alfredo Ivaldi Artacho. Diego Víctor Parvluckzyk ya estaba en libertad por falta de mérito. El expediente ya acumulaba once cuerpos.
El 14 de junio de 2006, el juez ordenó disponer al imputado Parvluckzyk la prórroga extraordinaria de la instrucción por dos años más y con vencimiento el 19 de mayo de 2008.

Un asesinato estructural
Cuatro años largos después, una relectura de los once cuerpos que -por el momento- resumen la investigación judicial en torno al asesinato de la dirigente sindical de las meretrices rosarinas, permite formular las siguientes ideas:
• El asesinato confirmó la condena que entrañaban las amenazas que recibieron Sandra, sus compañeras y hasta su propia hija, Macarena, especialmente a partir de setiembre de 2003. Deberían revisarse aquellas causas que vienen desde 1998.

• Aunque hubo un esfuerzo de buscar pistas a través del registro de aquellas denuncias repartidas entre varios juzgados provinciales, no se profundizaron los caminos que vinculaban a dueños de boliches, policías federales y provinciales.

• Existe una preocupante y llamativa naturalización de parte de la justicia provincial de los delitos denunciados en la causa y que tienen como protagonistas a integrantes de ambas fuerzas. Desde el hostigamiento y persecución a las trabajadoras sexuales hasta el compartir droga remanente de procedimientos para la venta en la calle con los potenciales clientes de sus tácitas rehenes.

• Después del asesinato de Sandra Cabrera se apagaron las denuncias que en los últimos años produjeron los relevos en la cúpula de Moralidad Pública y otras reparticiones. Volvió el miedo y continuaron los aprietes. Los que mataron a Cabrera siguieron con sus negocios y se sacaron de encima a una molesta denunciante.

• Tampoco hubo explicación de parte del poder político de la provincia de aquel entonces por qué le sacaron la custodia policial a la asesinada menos de tres semanas antes del crimen. Apenas hubo una excusa a través de los medios de comunicación.

• El ex gobernador Jorge Obeid le manifestó su desagrado al entonces ministro de Justicia, Gustavo Béliz, por el acompañamiento que hizo el ex jefe de la división de Drogas Peligrosas de la Policía Federal al principal imputado. El resultado fue la separación de aquel responsable del área y su alejamiento de la ciudad. Más que un castigo, aquella medida política, cuatro años después, parece ser un encubrimiento de responsabilidades funcionales.

• En todo el expediente las tres palabras que más se repiten son policías federales, provinciales y droga. Sin embargo no existió una búsqueda que intentara desarticular semejante grado de connivencia entre los sectores que supuestamente deben combatir al delito y que, en realidad, lo practican.

• Tampoco hubo desde la entonces oposición política, hoy gobierno en la provincia de Santa Fe, una continuada y decidida voluntad de combatir las mafias que manejan el negocio de la prostitución y el narcotráfico en la zona de la terminal de ómnibus “Mariano Moreno” en la ciudad de Rosario. Es necesario crear una comisión especial legislativa que investigue aquellos negocios en red que tienen integrantes de las fuerzas policiales, en actividad o en disponibilidad.

• El crimen de Sandra Cabrera, por lo tanto, no fue un asesinato pasional, sino un hecho que revela una situación estructural en la ciudad de Rosario, en primer lugar, y en la provincia de Santa Fe, en segundo lugar.

• Es necesario revitalizar la investigación judicial en torno al asesinato y crear una comisión bicameral que produzca información y compile pruebas alrededor de una red ilegal de negocios y explotación de personas que incluye menores de edad y que está compuesta, como queda probado en los once cuerpos la causa, por integrantes de la Federal, la Provincial y tiene contactos con empresarios de la ciudad.

• Porque si el poder judicial no puede, no quiere o no sabe completar las pistas sueltas que quedaron en el expediente, es deber de la Legislatura resolver cómo continúan vigentes los intereses que celebraron el asesinato de Sandra Cabrera.

Lo que sigue es un repaso de declaraciones, hechos y constataciones que figuran en el expediente del caso y que sugieren las ideas y los pasos a seguir.

Hacer justicia con Sandra Cabrera es desmantelar las redes de complicidades que hacen posible la explotación de seres humanos, la democratización del narcotráfico y la impunidad de funcionarios estatales que en lugar de cuidar al pueblo, lo usan en beneficio propio.

1 comentario:

Cliente X dijo...

Mucho ánimo, aunque la justicia no nos dé la razón sabemos que la tenemos. Llegué a esta página buscando información sobre las mafias policiales en torno a la prostitución callejera, asunto que me preocupa desde que descubrí lo profundamente arraigado que está realizando un trabajo de investigación cuando estudiaba en la universidad.

Lo normal es que en vez de hacerse justicia y castigar a los culpables sean las prostitutas que denuncian quienes acaben presas o incluso muertas, como en este caso. Hay que tener mucho cuidado porque nos las vemos con auténticas mafias que no tienen el menor escrúpulo en aplastar a quien se ponga en su camino.

La situación que vivís allá en Rosario es similar a la que padecemos al otro lado del charco, en Madrid (España). En vez de federales y provinciales son "nacionales" y "municipales", pero asimismo controlan todo el negocio del narcotráfico y la prostitución. No es una cuestión de unos pocos policías corruptos, sino algo absolutamente estructural. Los poderes públicos, que como bien dices se supone que deberían servir al ciudadano, resultan a la hora de la verdad su máximo enemigo, los mayores delincuentes que no tienen el menor reparo en infringir las leyes que ellos mismos han elaborado.

Un saludo y ánimo, entre cuantos más seamos quienes denunciemos más posibilidades hay de que llegue a los medios. La única manera viable de que estos abusos cesen.