jueves, 10 de julio de 2008

Editorial Julio. Cuestiones

Por_Carlos E. Galli (Director Revista El Vecino)

La extensa y compleja disputa entre el gobierno nacional y los ruralistas, que comenzó hace más de cien días, va dejando cotidianamente una serie de datos concretos que requieren ser interpretados con rigurosidad, para que la opinión pública disponga de ellos y los pueda procesar, evitando así el enredo informativo y la confusión. Se están dirimiendo cuestiones fundamentales que conciernen a la salud de la democracia y al presente y futuro de sus instituciones.
La derivación del conflicto influye directamente en nuestra vida política, socioeconómica y cultural y del sesgo de su resolución, -no solo en la puja de poder: gobierno-campo- devendrán nuevos escenarios , a los que se van sumando nuevos actores en pos de dilucidar hacia donde vamos; es decir que nos deparará el futuro. Es decir, a qué formato de sociedad aspiramos.
Aquí descansa el quid de la cuestión. Los avatares de la contienda la han trascendido, y dejan vislumbrar por dichos y hechos, las aspiraciones de los protagonistas, más allá de los maquillajes discursivos y las poses de ocasión ante micrófonos y cámaras que se unen al reality.
No es una novedad, que este país genera recursos más que suficientes para que la totalidad de sus habitantes vivan en condiciones dignas, dadas por empleo, salud, vivienda, educación, cuestiones mínimas y elementales para cualquier ser humano. Sin embargo, nuestra extensa geografía nos devuelve imágenes que deberían avergonzar a más de uno. No han sonado demasiado cacerolas al respecto. Ver a paisanos nuestros, compatriotas, de cualquier edad y género, revolviendo la basura para procurar alguna sobra, es un espectáculo obsceno y preocupa el grado de indeferencia al respecto. En momentos en que el rol de los medios está bajo la lupa-bienvenido que así sea-, nuestro análisis no propone mediante un artilugio, crear un drama. El drama existe. Nunca se sabe con exactitud, los números siempre son manipulables, dejemos al Indec de lado que es joda, son alrededor de 10 millones los argentinos que no tienen cubiertas sus necesidades básicas. Son pobres. Tienen hambre. De alimentos y la de ocupar un lugar en este mundo, distinto al que fueron confinados.
Entonces, redundancia editorial, aquí se juega, un round más de una pelea que no comenzó con este conflicto, pero la potencia, y es un país-como el actual- a la medida de unos pocos, donde se acentúe la ya inconmensurable brecha entre ricos y pobres, o un futuro país; equitativo en la distribución de la riqueza con inclusión social, un país pensado para todos. Hay que convenir que hubo transformaciones en esta última dirección, parciales por cierto y es el momento de profundizarlas. El momento es propicio y se presta a un amplio debate del que deberían participar la mayor cantidad de sectores , con diversidad de voces y pluralidad de ideas. No estamos en una crisis económica como las que nos antecedieron y el gobierno tiene reservas suficientes.
El desafío no es menor. Son instancias que requieren reflexión y acciones concretas. Requiere munirse de buena información, de escuchar múltiples voces, nuevas ideas para conformar un pensamiento crítico como antídoto al discurso unívoco que emana de los popes informativos. Los medios también son protagonistas de la pelea, y dentro del esquema distributivo que hemos trazado, también son parte relevante de la brecha entre unos y otros. Son otra, de las caras visibles de la desigualdad. Su democratización es imprescindible. Es hora de volver a discutir políticas, de hacer política, un concepto que el neoliberalismo trato de desterrar, para reservárselo como propio.
En medio de una discusión donde prevalece el grito, la chicana y la sordera, han surgido como contrapartida nuevos espacios de reflexión, que agrupan a jóvenes, intelectuales, trabajadores de la cultura e independientes, que tienden a agruparse para pensar un país despojado de tantas miserias.
Estos son datos alentadores- como nos referimos al principio- que va dejando como saldo positivo la batalla de los cien días. La participación de numerosos jóvenes, los alineados a las partes en pugna, tanto como muchos otros, equidistantes de ambos, son una inyección de sangre nueva, destinada a renovar y enriquecer a quienes envilecieron la política.
Esta revista, participó de la Jornadas de Comunicación para Medios Comunitarios, que organizó la Biblioteca Pocho Lepratti en el IRICE, hace unos días, donde fuimos testigos de el grado de compromiso y deseo que, los jóvenes que representaban distintas alternativas de comunicación, tienen con la construcción de un nuevo futuro. Experiencias que ya contaremos, y donde nos nutrimos de nuevos saberes para compartir con nuestros lectores. A pesar de la desigualdad, no son pocos los que bregan por una democracia en serio.

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