viernes, 4 de abril de 2008

Mirador de Libros

Por _María Angélica Scotti

Leyendo a Borges. Cuentos y Poesías de María Adela Renard (Ed. Fundación Internacional Jorge Luis Borges, 2007)

Este libro contiene parte de las obras de Borges (algunos de sus cuentos más significativos y un considerable número de sus poemas) conjuntamente con dos medulosos estudios de María Adela Renard acerca de ambas vertientes de la creación borgeana. Todo este material (editado ahora por la Fundación que preside María Kodama, viuda y albacea del escritor) fue publicado décadas atrás en 2 volúmenes por editorial Kapelusz (en su colección GOLU) y alcanzó amplia difusión en el ámbito de la enseñanza media y terciaria.
La presente edición incluye también las notas aclaratorias al pie de página, el árbol genealógico de Borges y un resumen cronológico de su vida y su obra muy completo. A través de éste, nos enteramos de detalles anecdóticos como que a la temprana edad de 6 años Borges alentaba el deseo de ser escritor -y así se lo hizo saber a su padre- y que al año siguiente (1906) escribió su primer relato; y que, por entonces, no concurría a ninguna escuela (sólo lo haría a partir del 4º grado) sino que se formaba y aprendía en su propia casa con una institutriz inglesa y con su abuela paterna también inglesa. Los dos “estudios preliminares” de Renard constituyen una eficaz introducción o iniciación en la obra de Borges para quienes no la conocen o bien para aquellos que quieran acceder a las claves de su personalísima escritura y de su mundo peculiar.

Allí se despliegan y fundamentan las principales características borgeanas (que atestiguan “la originalidad de su pensamiento y la perfección innovadora de su estilo”, según la autora): su concepción del universo como un caos indescifrable; el mundo como posible sueño de Alguien o como una suerte de libro infinito trazado por Dios; la maravillosa cosmovisión panteísta (notablemente plasmada en el cuento “El Aleph”: el universo entero contenido en un punto); los arcanos del tiempo y de la eternidad, etc.. A estas asiduas incursiones en la metafísica, la teología o las doctrinas orientales, se agregan cuestiones más específicamente literarias: el desdibujamiento de límites entre los distintos géneros (por ejemplo, entre el ensayo y el cuento); la presencia casi constante del “yo” de Borges (o de rasgos autobiográficos ficcionalizados) en su poesía y en sus cuentos; las frecuentes apelaciones al lector como recreador del hecho estético; el entrecruzamiento entre realidad y ficción (como cuando enhebra personajes o hechos históricos o existentes con otros imaginarios); las diferentes versiones o variaciones de un mismo texto o sobre textos de otros autores… Renard subraya también “la fidelidad a motivos recurrentes”: el espejo, el sueño, el “otro”, el laberinto, el tigre, el azar, la biblioteca, que configuran verdaderos símbolos, o bien su mitología localista (compadrito, gaucho, coraje, arrabal, duelo, cuchillo…).

En cuanto al estilo borgeano, se señala su tendencia a la condensación, aunque por momentos prodiga largas enumeraciones o referencias eruditas; a estos procedimientos literarios se suman, entre muchos otros, el juego de repeticiones (de palabras o frases o construcciones paralelas) y la singularidad de la adjetivación, que logra expresiones sorprendentes o inquietantes (“melancólica vanidad”, “inmortalidad infatigable”, “admiración rencorosa”, etc.).

El “broche de oro” del libro es el análisis puntual de 8 cuentos (“El Sur”, “Las ruinas circulares”, “El Aleph” y otros) con sus acertadas notas explicativas, lo cual ilumina la lectura y entrreabre fascinantes interpretaciones. (El mismo Borges –se aclara- brindó datos sobre personajes y hechos a la autora de este libro, en un diálogo efectuado en 1985.) “LEYENDO…” concluye con algunos juicios críticos sobre Borges extraídos de la vasta bibliografía consultada (Alazraki, Gabriela Massuh, Piglia, Goloboff, etc.). María Adela Renard, docente y periodista cultural, es una reconocida estudiosa de la obra de Borges, autora asimismo del interesante ensayo “BORGES, SÍMBOLO Y PROYECCIÓN” (1997).

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