jueves, 9 de diciembre de 2010

PERSONAJES. EL TULA, EL BOMBO DE PERON, CENTRAL Y LA ARGENTINA

Por Silvana Depetris . - .
Como el título de la nota se llama el libro que presentó este personaje rosarino que ha recorrido el mundo entero, involucrado con la liturgia justicialista y el equipo de sus amores Rosario Central.
Y un día también tuvo su primer libro. No está muy claro quién lo escribió. Ni tampoco importa demasiado. Lo cierto es que el compañero, como algunos lo llaman, Carlos Pascual Tula presentó en una distinguida librería céntrica el libro que reúne cada una de sus vivencias, desde ser el personaje carismático considerado como “descamisado peronista” por el General hasta las historias en los Mundiales de Fútbol en los que participó la selección argentina los últimos 40 años, sin olvidar al fanático rosarino, tribunero de Rosario Central.
Es que el Tula, como todos lo conocemos, es sinónimo inmediato de militante peronista e ícono singular de la liturgia justicialista y de la política popular argentina, después de haber sido designado por el mismísimo Juan Domingo Perón como el Bombo Oficial del Peronismo.
En una entrevista con el programa Bien Temprano, de Canal 5, el Tula rememoró la anécdota de cuando conoció al General. El hombre que todo lo que le gusta lo califica con positivo/a, y a lo contrario con negativo/a, contó que viajó hasta España en 1971 para regalarle su bombo a Perón.
“Verlo al General fue lo más, es lo máximo para un peronista. Cuando llegué a España fui al barrio Puertas de Hierro y cuando me estoy acercando al lugar donde vivía, empiezo a tocar el bombo. Se me acercan los custodios y yo les digo que le vengo a regalar el bombo en el día de la Lealtad, pero ellos no entendían nada. Yo había ido sin ninguna gestión previa, con portación de bombo y caripela. Tocamos timbre y aparece el Brujo, López Rega. Yo no lo conocía a él, pero me hizo pasar. Ahí ya estaba dentro de la casa del General y me estaban esperando Perón y Rucci. Se me aflojaron las piernas. “Fue lo máximo”, recordó con tono folclórico y aseguró que en el libro la historia tiene algunos detalles más, aunque abundó: “Yo a Rucci lo había acompañado por todo el país en la campaña que había hecho para la CGT. Él me reconoció y le dijo al General que yo había ido haciendo un sacrificio para regalarle el bombo. Ahí Perón me mira y me dice -ya tenía menta suya-, que quiere decir que ya me conocía de referencia, de nombre”. Sin embargo, El Tula reconoció que es un peronista sin papeles. “Nunca me afilié al partido justicialista”, dijo.
En tanto, sobre el libro amplió que cuenta con más de 200 imágenes inéditas y anécdotas desconocidas por el común de la gente, y lo presentó como un desafío impostergable que sólo puede resolverse leyendo el libro.
El emblema del bombo, también recordó cómo se vinculó con su instrumento y cómo desarrolló su pasión por el fútbol, o quizás, por Rosario Central y la Selección Nacional. “Yo empecé a ir a la cancha de chico, mi viejo me llevó. Él era centralista y antiperonista a muerte. Así fue que me hice fanático de Central en 1950, en pleno descenso. Pero no me importó, empecé a seguirlo a todas partes con mi viejo. Ahí todavía no existía en mi vida el bombo”.
“La primera vez que toqué el bombo fue una vez que me fui en un tren que salió desde Rosario hacia Plaza de Mayo, gratis porque era para el 17 de Octubre. Me escape y cuando llegué había gente con bombos, le pedí a uno que me dejara dar unos golpes y ahí toque por primera vez el bombo. Quedé enganchado y cuando volví empecé a tocar acá en la hinchada de Central. Digamos que empecé a tocarlo en 1955 no lo dejé nunca, hasta el `76 que vino el Golpe. Ahí no pude más, en cambio, antes en la previa de cada partido se tocaba la marcha peronista”, repasó el Tula a modo de anécdota.
El hombre también habló de la actualidad del fútbol. La violencia de hoy la contrapuso con el ritual de aquellos años. “El primer proyecto para terminar con la violencia en el futbol fue mío”, aseguró. Seguido a eso entrecortó la idea y rememoró cuando tras vender su foto junto a Perón juntó el dinero para viajar en 1974 a Alemania. La cuestión es que por ese entonces, según el Tula, reunió a varias hinchadas para terminar con los sucesos violentos y enemistades. “Pero qué pasó, cuando vieron que yo estaba terminando con la violencia, se les caía el negocio. La policía va a la cancha porque le pagan, y si no hay quilombo, no hay negocio. Por eso fui en cana en 1975, en pleno apogeo del golpe”, dijo, para luego contar: “En el 76, Evaristo Monti, que estaba en La Capital publicó una nota que se titulaba Los Inadaptados y entre ellos me puso a mí. Entonces tuve de nuevo captura en todo país, pero finalmente zafé de la cárcel de la dictadura y ahí me fui a Buenos Aires”.
“Ya ahora no voy a los partidos. Hasta el 76 viví en Rosario, pero después me alejé de todo, incluso de Central. Si yo hubiese seguido tocando el bombo no estaría vivo, porque Central es una pasión que mata”, dijo el Tula.
También consideró que “antes era otra cosa, éramos barras y amigos de los sindicatos, pero todo amateur, no pasaba lo que pasa ahora, los hinchas no íbamos armados a la cancha, no había droga, que es lo que mata. Jamás fui armado, negativo, siempre con el bombo y el palo para pegarle al bombo”, aseguró.
En otro tramo, El Tula también se adjudicó las trompetas tan mencionadas en el último Mundial de Sudáfrica. “Cuando dicen que yo estuve vinculado a Menem, no es tan así, porque sólo estuve vinculado desde lo musical. Yo tenía mi orquesta con trompeta. Y viste, me copiaron todos a mí, antes no había. Y también parece que ahora nadie estaba vinculado a Menem. Como fuere, yo traje las trompetas acá y si yo lo acompañé a Menem es porque lo votó el pueblo. Y no me arrepiento, siempre fui de frente. Tuve la suerte de acompañar también a Rucci, ese pequeño gigante, por todo el país y a Ubaldini, que gracias a él tenemos la democracia también”, confió el hombre antes de presentar su libro, antes de ese momento que el hombre de 70 años de edad nunca pensó que iba a llegar.

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