sábado, 4 de septiembre de 2010

ECOLOGIA. VISITA ILUSTRE Y GLACIARES

Sergio Rinaldi, Periodista Ambiental | Coordinador General del "Taller de Comunicación Ambiental" (Rosario)

Este mes de agosto será recordado en Rosario por la ilustre visita que tuvimos, y a nivel nacional por la noticia grata que todos queríamos escuchar, la aprobación de la Ley que cuidará de nuestros glaciares.

Leonardo Boff estuvo en Rosario y con el estuvimos. Con respecto a "ley de glaciares" aprobada en la Cámara de Diputados compartimos la nota de opinión del Director de Campañas de Greenpeace en nuestro país.

LEONARDO BOFF EN ROSARIO
Había estado en nuestra ciudad hace 16 años atrás, en esa oportunidad en el marco de una visita dónde los anfitriones habían sido los siempre activos y valientes grupos de derechos humanos de nuestra ciudad. Esta vez quién lo traía a Rosario era la siempre activa "Cátedra Libre del Agua" a través del profuso trabajo que lleva adelante el Dr. Aníbal Faccendini, Director Ejecutivo de esta iniciativa académica interdisciplinaria única en su tipo en América Latina.
Tenemos el inmenso orgullo de ser parte del staff docente de esta cátedra.
Durante el año 2009 y 2010 fuimos invitados a proyectar nuestros documentales que son parte de la "campaña de protección de humedales" en nuestra región.
La "Cátedra Libre del Agua" es interdisciplinaria y depende de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). La problemática se presenta desde las ciencias sociales pero es atravesada también con análisis y conceptos de otras ciencias. El cuerpo docente está constituido por el propio Faccendini además de docentes de otras disciplinas. En 2009 por ejemplo concurrieron profesionales de ciencias duras, ciencias bioquímicas, médicas, de educación superior no universitaria, representantes de entidades no gubernamentales y ciudadanos de distintas localidades de Santa Fe y la provincia de Buenos Aires.

LEONARDO BOFF EN LA "CATEDRA"
Nació el 14 de diciembre de 1938 en Concordia, estado de Santa Catarina, Brasil, es teólogo, filósofo, escritor, profesor y ecologista, su nombre de pila es Genésio Darci Boff, pero como religioso adoptó el nombre de Leonardo.
El pasado viernes 13 de agosto a instancias de la mencionada "cátedra" visitó Rosario para disertar sobre "Repensar el Agua en el Siglo XXI", fue en el Teatro "Príncipe de Asturias" del Parque de España. La exposición fue por la tarde y el lugar estaba colmado. Además de su charla se proyectó el documental "La carta de la Tierra" en dónde se conocen los principios de ese documento. Dicho trabajo documental tiene su narración y en su momento nosotros como "Taller de Comunicación Ambiental" lo habíamos proyectado en nuestro espacio, el Ciclo de Ecología" que llevamos adelante en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia. Fué una grata sorpresa esta vez verlo proyectado por el mismísimo Leonardo Boff.
SU PENSAMIENTO
Pero uno de los momentos que quizá nunca olvidaremos quienes pudimos vivirlo fue el encuentro privado con Leonardo Boff que tuvimos un puñado de militantes de los "derechos humanos y ambientales" por la mañana de ese 13 de agosto. El lugar, la sede del Rectorado en Italia y Córdoba. Una mañana extremadamente fría, pero cálida en los conceptos de vida que compartió con nosotros este emblema de nuestra América del Sur. En sus viajes por el mundo, en sus libros, en los reportajes que ha concedido a expandido sus pensamientos, los compartimos...
“La injusticia social es cosa antigua, derivada del modelo económico que, además de saquear la naturaleza, genera más pobreza de la que puede manejar y superar. Implica gran acumulación de bienes y servicios por un lado, a costa de clamorosa pobreza y miseria, por el otro”
“Esta anti-realidad se ha mantenido invisible durante mucho tiempo para
ocultar el fracaso del modelo económico capitalista, hecho para crear riqueza para unos pocos y no bienestar para la humanidad". “La segunda injusticia, la ecológica, está ligada a la primera. La devastación de la naturaleza y el actual calentamiento planetario afectan a todos los países, no respetando los límites nacionales ni los niveles de riqueza o de pobreza. Lógicamente, los ricos tienen más medios para adaptarse y mitigar los efectos dañinos del cambio climático. Ante los eventos extremos, poseen refrigeradores o calentadores, y pueden crear defensas contra las inundaciones que destruyen regiones enteras. Pero los pobres no tienen cómo defenderse. Sufren los daños de un problema que no han creado".
"La Tierra está oprimida ecológicamente; los ecosistemas, devastados. Gran parte de la humanidad sufre la contaminación del aire y el calentamiento global. Hay opresión a la Tierra, el planeta está crucificado y hay que bajarlo de la cruz. Es lo mismo que decíamos del pueblo: está crucificado, hay que bajarlo de la cruz y resucitarlo".
"La ecología es un nuevo paradigma, tenemos que ir a un reencantamiento, que es vivir ’junto’ y no ’a costa’ de la naturaleza. No es medio ambiente, es ambiente entero".
"Hay una deuda" con la espiritualidad de los indios por lo que llamó a sostener un "diálogo interreligioso" que apoye los derechos de los originarios en el continente.
Leonardo Boff es conocido por su apoyo activo a los derechos de los pobres y marginados. Es uno de los mayores referentes mundiales del movimiento ecologista. Participó en la constitución de "La carta de la tierra" que aquí en Argentina había tenido como figura representante a la querida y recordada Mercedes Sosa. Ha ganado el "Premio Right Livelihood" conocido como el Nobel alternativo.

LA CONTRADICCION CAITALISMO/ECOLOGÍA
por Leonardo BOFF (Año 2005).
La lógica del capital, como modo de producción y como cultura, es ésta: producir acumulación mediante la explotación -de la fuerza del trabajo de las personas, por la dominación de clases, por el sometimiento de los pueblos y finalmente por el pillaje contra la naturaleza-. Un análisis incluso superficial entre ecología y capitalismo identifica una contradicción básica. Donde impera la práctica capitalista se envía al exilio o al limbo la preocupación ecológica. Ecología y capitalismo se niegan frontalmente. No hay acuerdo posible. Si, a pesar de ello, la lógica del capital asume el discurso ecológico... o es para obtener lucro, o para espiritualizarlo y así vaciarlo, o simplemente para imposibilitarlo y, por tanto, para destruirlo. El capitalismo no sólo quiere dominar la naturaleza, sino arrancar todo de ella, depredarla. Hoy, por la unificación del espacio económico mundial en los moldes capitalistas, el saqueo sistemático del proceso industrial contra la naturaleza y contra la humanidad, hace al capitalismo claramente incompatible con la vida. Se plantea así una bifurcación: o el capitalismo triunfa al ocupar todos los espacios como pretende, y entonces acaba con la ecología y pone en riesgo el sistema-Tierra, o triunfa la ecología y destruye al capitalismo, o lo somete a tales transformaciones y reconversiones que no pueda ya ser reconocible como tal. Esta vez no va a haber un arca de Noé que nos salve a algunos y deje perecer a los demás. O nos salvamos todos o pereceremos todos. El capitalismo produjo también una cultura, derivada de su modo de producción, asentado en la exportación y el pillaje. Sin una cultura capitalista que vehicula las mil razones justificadoras del orden del capital, el capitalismo no sobrevivirá. La cultura capitalista exalta el valor del individuo, le garantiza la apropiación privada de la riqueza, hecha por el trabajo de todos, coloca como quicio de su dinamismo la competencia de todos contra todos, intenta maximizar las ganancias con la mínima inversión posible, procura transformar todo en mercancía para tener siempre beneficios, instaura el mercado, hoy mundializado, como el mecanismo articulador de todos los procesos de producción, de competencia y de distribución... Si alguien busca solidaridad, respeto a las alteridades, compasión y veneración frente a la vida y al misterio del mundo... que no los busque en la cultura del capital. George Soros, uno de los mayores especuladores de las finanzas mundiales y profundo conocedor de la lógica de la acumulación sin piedad (vive de eso), afirma claramente en su libro La crisis del Capital que el capitalismo mundialmente integrado amenaza a todos los valores societarios democráticos, poniendo en riesgo el futuro de las sociedades humanas. Queremos mostrar cómo el capitalismo, en cuanto modo de producción y en cuanto cultura, inviabiliza la ecología tanto ambiental como social. Comencemos con la ecología ambiental. A este respecto, las hipótesis acerca del futuro de la Tierra son dramáticas. Grandes analistas confiesan que el tiempo actual se asemeja mucho a las épocas de gran ruptura en el proceso de evolución, épocas caracterizadas por extinciones en masa. Efectivamente, la humanidad se encuentra ante una situación inaudita. Debe decidir si quiere continuar viviendo, o si prefiere su propia autodestrucción. Por primera vez en el proceso conocido como hominización, el ser humano se ha dado a sí mismo los instrumentos de su propia destrucción. Se creó el principio de autodestrucción que tiene en el principio de responsabilidad y de cuidado su contrapartida. De ahora en adelante la existencia de la biosfera estará a merced de la decisión humana. Para continuar viviendo el ser humano deberá quererlo positivamente. Los indicadores son alarmantes. Dejan poco margen de tiempo para los cambios necesarios. Estimaciones optimistas establecen la fecha límite del año 2030-2034. A partir de ahí, si no se toman medidas urgentes y eficaces, la sostenibilidad de sistema-Tierra, ya no estará garantizada. Entre otros, tres son los nudos problemáticos creados por el orden del capital, que deben ser desatados: el nudo del agotamiento de los recursos, el de la sostenibilidad de la Tierra y el de la injusticia social mundial. 1. El nudo de la extinción de los recursos naturales. Cada día desaparecen para siempre 10 especies de seres vivos.
Desde la época de la desaparición de los dinosaurios, 65 millones de años atrás, nunca se ha visto un exterminio tan rápido. Con esos seres vivos desaparece para siempre una biblioteca de conocimientos que la naturaleza sabiamente había acumulado. A partir de 1972 la desertificación en el mundo creció igual al tamaño de todas las tierras cultivadas de China y de Nigeria juntas. Se perdieron cerca de 480 millones de toneladas de suelo fértil, una superficie equivalente a las tierras cultivables de India y Francia juntas. El 65% de las tierras que un día fueron cultivables, hoy ya no lo son. La mitad de las selvas existentes en el mundo en 1950 han sido tumbadas. Sólo en los últimos 30 años han sido derribados 600 mil km2 de selva amazónica brasileña, el equivalente a la Alemania unida, o a dos veces el Zaire. Las inmensas reservas naturales de agua, formadas a lo largo de millones y millones de años, en este siglo pasado han sido sistemáticamente bombeados y están próximos a agotarse. El agua potable ya es uno de los recursos naturales más escasos, pues solamente el 0’7% de toda el agua dulce es accesible al uso humano. Va a haber guerras por las fuentes de agua potable. Tras este proceso de pillaje, se oculta una imagen reduccionista de la Tierra. Es vista sólo como un almacén muerto de recursos a explotar. No es respetada en su alteridad y autonomía ni se le reconoce ninguna sacralidad. Mucho menos todavía es amada como un superorganismo vivo, la Gran Madre de los antiguos, la Pacha Mama de nuestros indígenas y la Gaia de los cosmólogos. 2. El nudo de la sostenibilidad de la Tierra. ¿Cuánta agresión aguanta la Tierra sin desestructu-rarse? Las 60 mil armas nucleares construidas, si explotaran podrían causar un invierno nuclear. Las finas partículas del humo de los grandes incendios por ellas producidos, junto con los elementos radioactivos inyectados en la atmósfera, oscurecerían y enfriarían la Tierra de forma más intensa que en las eras glaciales del pleistoceno.
Habría un colapso de la humanidad y de todo el sistema de vida, consecuencias perversas siempre descuidadas por las potencias militaristas. Otra amenaza importante es representada por el calentamiento creciente de la Tierra. Es el así llamado efecto invernadero. La quema de petróleo, de carbón y de las selvas, libera el dióxido de carbono que calienta la atmósfera. En el último siglo la temperatura de la tierra ha aumentado entre 0’3 y 0’6† C. Para los próximos 100 años se calcula un aumento de entre 1’5† a 5’5† C. Tales cambios provocarán desastres descomunales, como sequías y deshielo de los cascotes polares. Las inundaciones de las costas marítimas, donde vive el 60% de la población mundial, causarían millones de víctimas. ¿Qué capacidad tiene la tierra frente a tantas agresiones producidas primordialmente por el modo de producción capitalista? Se teme que el efecto acumulativo de las agresiones llegue a un punto crítico tal que quiebre el equilibro físico-químico-biológico de la Tierra. 3. El
violencia aguanta el espíritu humano? Es injusto y sin piedad que, en el actual orden del capital mundializado, el 20% de la humanidad detente el 83% de los medios de vida (en 1970 era el 70%) y el 20% más pobre tiene que contentarse con sólo 1’4% (en 1960 era 2’3%) de los recursos. Este cataclismo social no es inocente ni natural. Es resultado directo de un tipo de desarrollo que no mide las consecuencias sobre la naturaleza y sobre las relaciones sociales. Por eso constituye una trampa del sistema capitalista el llamado «desarrollo sostenible», que evidencia una contradicción en su mismo nombre. La categoría «desarrollo» está tomada del área de la economía capitalista. El desarrollo capitalista (deberíamos decir el crecimiento) es profundamente desigual: crea acumulación apropiada por unos pocos a costa de la explotación y del perjuicio de las grandes mayorías. Ese crecimiento pretende ser lineal y siempre creciente.
La categoría «sostenibilidad» proviene de otro ámbito: de la biología y la ecología. Significa capacidad que un ecosistema tiene de incluir a todos, de mantener un equilibrio dinámico que permita la subsistencia de la mayor biodiversidad posible, sin explotar ni excluir. Como se ve, sostenibilidad y desarrollo capitalista se niegan mutuamente; no combinan los intereses de la producción humana con los intereses de la conservación ecológica; al contrario, se niegan y destruyen. Lo que se necesita es una sociedad sostenible que se dé a sí un desarrollo que satisfaga las necesidades de todos, y del entorno biótico. Que el planeta sea sostenible y pueda mantener su equilibrio dinámico, rehacer sus pérdidas y mantenerse abierto a ulteriores formas de desarrollo. Además de haber sido, en el pasado, suicidas, homicidas y etnocidas, ahora comenzamos a ser ecocidas. El capitalismo ¿nos llevará a ser, pronto, también geocidas? Pero una esperanza nos acompaña: en su historia, la Tierra pasó por cerca de 15 grandes exterminios. Siempre salió con más energía y biodiversidad. Ahora
no será diferente. Superaremos la enfermedad del capitalismo con la solidaridad, la cooperación y las interdependencias asumidas, pues ellas garantizaron el futuro de la Tierra. Y garantizarán también nuestro futuro.

Los recursos naturales
La importancia vital de la ley de glaciares
Por Juan Carlos Villalonga
Director de Campañas de Greenpeace.
La norma se justifica por la necesidad de brindar protección a estos ecosistemas frente a emprendimientos mineros que conllevan un enorme impacto sobre estas áreas.
La planificación de la actividad productiva de un país, en virtud de un mejor manejo de los recursos vitales para el desarrollo sustentable de la población, es necesaria para detectar aquellas actividades que afectan un patrimonio indispensable para el desarrollo de la vida presente y futura.
Por otro lado, en todo proceso de planificación socioeconómica es fundamental contar con inventarios y evaluaciones ambientales actualizadas. La Argentina se enfrenta con la escasez de información básica e histórica sobre muchos de sus recursos naturales. Aproximadamente el 70% del territorio argentino puede considerarse climática y fisiográficamente árido. En consecuencia, el conocimiento del comportamiento y manejo del recurso hídrico es de fundamental importancia.
En la producción de información necesaria y relevante sobre un recurso vital para la vida humana como es el agua, y las actividades productivas que la sustentan, y en la planificación del desarrollo sustentable del país se encuentra la razonabilidad y la importancia de la “ley de glaciares”, como se la conoce popularmente. El objetivo de la ley es establecer los presupuestos mínimos de protección ambiental de los glaciares y del ambiente periglacial, con el fin de su preservación, así como la creación de un inventario nacional para su adecuada protección, control y monitoreo.
La “ley de glaciares” se justifica, además, por la necesidad imperiosa y urgente de brindar protección a estos ecosistemas frente a emprendimientos mineros que conllevan un enorme impacto sobre estas áreas. Una nota de opinión publicada en un diario nacional, firmada por Manuel Benítez, de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros, plantea una oposición entre la “ley de glaciares” y los emprendimientos productivos y el desarrollo regional. La ley en cuestión no atenta contra la producción local, sino que la protege, en especial en el caso de la minería, que depende para su
supervivencia del aprovechamiento de las aguas de deshielo, contenida básicamente en las áreas que la norma pretende proteger.
El caso del proyecto Pascua Lama, desarrollado por la empresa Barrick Gold y celebrado por la Cámara Argentina de Empresarios Mineros, es un ejemplo de las actividades que hoy deberían re-evaluarse si rigiera la “ley de glaciares”, a fin de determinar certeramente los impactos que generará en la zona. Este emprendimiento de extracción de oro y plata se extiende en territorios de Chile y la Argentina a más de 4000 metros sobre el nivel del mar. En Chile, se sitúa en la región de Atacama, y en la Argentina en la provincia de San Juan. El proyecto Pascua Lama, entre otras cosas, procura remover parte de tres glaciares (Toro 1, Toro 2 y Esperanza) que se encuentran sobre el área de la mina, y utilizar en su actividad peligrosas sustancias tóxicas. Esto impactará sobre las aguas que conforman la cuenca del Río Huasco, lo que representa un gran peligro para las tradicionales actividades agrícolas de la zona.
Los glaciares en los Andes de Sudamérica se encuentran en un proceso generalizado de disminución debido a las mayores temperaturas en la región. La necesidad de monitorear el comportamiento de estas masas de hielo es esencial y, a su vez, la necesidad de proteger los glaciares es urgente. Mitigar el cambio climático es un imperativo para lograr que los glaciares tengan posibilidades de perdurar en el tiempo y, a su vez, es imprescindible que estos ecosistemas estén exentos de los riesgos y las agresiones de actividades que afecten su estabilidad y permanencia. La desaparición masiva de hielos permanentes de la superficie de la Tierra es uno de los efectos esperados del cambio climático. Este fenómeno viene ocurriendo de manera sostenida en las últimas décadas y se estima que el proceso se irá acelerando en el futuro. Son múltiples los impactos asociados a una pérdida general de glaciares y de masas de hielo permanentes. Una de las consecuencias más directas y de alcance global es el aumento en el nivel de los océanos debido a la incorporación de la gran cantidad de agua proveniente del derretimiento de los hielos. También su desaparición supone la pérdida de reservas de agua dulce y del suministro de agua en diversas regiones. El futuro de los glaciares se torna crítico en la región de Cuyo. Allí el agua es un recurso muy escaso, con valores de precipitación anual por debajo de los 180 mm, lo que caracteriza en términos climáticos a los desiertos. La agricultura, la producción hidroeléctrica y el suministro para los centros urbanos son posibles gracias al derretimiento de la nieve acumulada durante el invierno y almacenada en el hielo de los glaciares y en la cubierta de nieve de las montañas.
Las provincias cuyanas son las principales productoras vitivinícolas de la Argentina y poseen una importante área agrícola. El sector agropecuario de Mendoza representa un porcentaje significativo en el total de la Argentina y esa actividad sólo es posible gracias a un sofisticado sistema de irrigación que aprovecha eficientemente el agua de deshielo proveniente de la Cordillera. El contraste entre la vegetación del desierto natural y el verde de los cultivos es evidente en toda la provincia, acentuando el rol vital de las montañas como “las fuentes de agua del mundo para el siglo XXI”. El cambio climático podría alterar el ciclo del agua en las cuencas hídricas de los Andes. El más visible de los cambios se puede apreciar en los glaciares de montañas, cuando decrece su espesor y pierden parte de su masa de hielo. Los glaciares en las altas cumbres ocupan en la actualidad un área muy reducida. Tanto en la vertiente oriental como en la occidental de la cordillera de los Andes, el fenómeno del marcado retroceso glaciario se evidencia por la disminución de la longitud de las lenguas y del área de acumulación. Para proteger los hielos permanentes es indispensable considerar no solo el impacto provocado por el cambio climático, sino también el originado por intervenciones industriales de alto impacto, como es el caso de la minería.


“La Tierra entera grita porque es explotada”
Por Silvana Depetris
Teólogo, filósofo, escritor, profesor, ecologista brasileño. Su nombre de pila es Genésio Darci Boff, pero como religioso adoptó el nombre de Leonardo.
Es uno de los fundadores de la Teología de la Liberación, junto con Gustavo Gutiérrez Merino. En 1984, en razón de sus tesis ligadas a la Teología de la Liberación expuestas en su libro Iglesia: Carisma y Poder, fue sometido a un proceso por parte de la Sagrada Congregación para la Defensa de la Fe. En 1985 fue condenado a un año de “silencio” y depuesto de todas sus funciones editoriales y académicas en el campo religioso.
Dada la presión mundial sobre el Vaticano le fue levantada la pena en 1986, pudiendo retomar algunas actividades.
Estuvo a punto de ser silenciado de nuevo en 1992 por Roma, para evitar que participara en el Eco-92 de Río de Janeiro, lo que finalmente le movió a dejar la orden franciscana, y el ministerio presbiteral.
En 1993 presentó concurso, y fue aprobado, como Profesor de Ética, Filosofía de la Religión y Ecología en la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ).
Es autor de más de 60 libros en las áreas de Teología, Espiritualidad, Filosofía, Antropología y Mística. La mayor parte de su obra ha sido traducida a los principales idiomas modernos.
A mediados de agosto, llegó a Rosario invitado por la Cátedra Libre del Agua, de la UNR, a brindar la charla para “Repensar el agua en el Siglo XXI”. En ese contexto, Leonardo Boff subrayó en una entrevista televisiva con el programa Bien Temprano que “la Teología de la Liberación nació escuchando el grito del oprimido, pero hemos percibido que no solamente los oprimidos gritan, sino que también grita el agua, los bosques, grita la tierra entera. Gritan porque son explotados”.
“Entonces, -prosiguió- dentro de la opción por los pobres, que es la marca registrada de la Teología de la Liberación, hay que insertar al gran pobre que es la tierra y ahí nace una Ecoteología de la Liberación y dentro de ese tema de la ecología, el tema del agua es quizás más grave que el calentamiento global, dada su escasez. Ya tenemos 60 millones de refugiados climáticos, y en ese trasfondo ético, todos los seres humanos tienen derecho al uso del agua porque es vital e insustituible”.
Como referente de la Teología de la Liberación, también fue consultado sobre qué opina de la posición de la Iglesia Argentina sobre la reciente ley de matrimonio gay fijada por la legislatura nacional. Boff reconoció que siendo huésped en Argentina se le dificulta entrar en la política interna, pero indicó que “mirando toda América Latina, es un episcopado bastante tradicional, en muchas partes conservador. Respecto la matrimonio gay, el problema no es de la sociedad sino de la Iglesia, porque nunca se llevó bien con la democracia”.

No hay comentarios: