lunes, 3 de mayo de 2010

HISTORICO ABRIL

Por Silvana Depetris

Este pasado 15 de abril de 2010 se convirtió en un día histórico. Naciente frío y atípico, albergó en su antesala a la vigilia, no sólo de esa noche, sino de una que llevaba ya 34 años, y que por fin, a fuerza de lucha y esperanza, muerte y memoria, pudo ver su primer alba en Rosario.
Signada de incertidumbre y renovadas esperanzas, las Madres y las Abuelas de Plaza 25 de Mayo de Rosario, los HIJOS, los amigos, los familiares, los querellantes, los abogados, los desconocidos, los sobrevivientes y muchos más, anónimos comprometidos, resistieron la noche entera frente al Tribunal Oral Federal Nº 1 de Rosario, esperando el veredicto.
Rebosantes de emoción y también imbuidos en los recuerdos que les dicta la memoria, alzando fuerte la voz de los 30 mil que todavía deambulan entre nosotros buscando los mismos fines, asistimos a un hecho histórico, ejemplo para el mundo, pero imprescindible para la ciudad.
Nos encontramos festejando algo con felicidad que raramente es festejado en multitudes. Celebramos la justicia.Todos los que creemos en la noble causa de la lucha por los derechos humanos caminamos, esperamos y festejamos. El mediodía de ese jueves 15 de abril era cálido. El sol no abrazaba, pero con su luminosidad nos marcaba un nuevo camino, nos señalaba que debemos permanecer alertas para que nadie nos disfrace la realidad, asumiendo el compromiso de ser garantes de una y miles de sentencias. Para que finalmente, se cumplan con juicios y castigos, prisión perpetua y cárcel común. Y otra vez, NUNCA MAS.
Rosario y su excelentísimo Tribunal Oral Federal Número Uno, tuvo la oportunidad de abrir paso a un hecho histórico, y debemos reconocer, lejos de enaltecer, que han sabido estar a la altura de las circunstancias.
Guerrieri, Amelong, Fariña, Constanzo y Pagano fueron condenados a la pena máxima que reconoce el sistema judicial nacional: prisión perpetua e inhabilitación perpetua de la libertad en cárcel común por haber cometido, entre seguramente muchas cosas más, crímenes y delitos de lesa humanidad.
En el agosto pasado, cuando comenzaba el juicio, día también frío, ellos reían todavía y miraban más que desafiantes. Ellos provocaban, a civiles y juristas, como en los años de plomo, cuando se creyeron reyes.
El tiempo pasó y aún guardan el silencio. No dicen nada. Pero la justicia rosarina sí habló, se expidió y condenó a los represores Pascual Guerrieri, Juan Amelong y Jorge Fariña a la pena de prisión perpetua en cárcel común e inhibición absoluta al encontrarlos penalmente responsables de cometer delitos de lesa humanidad durante la última dictadura militar. La misma sentencia recibieron dos agentes civiles de inteligencia militar: Walter Pagano y Eduardo Constanzo.
Cabe destacar que el Tribunal Oral Federal 1, integrado por los magistrados Otmar Paulucci, Jorge Venegas Echagüe y Beatriz Caballero de Varaban, reveló el "veredicto" en presencia de los imputados en una sala colmada de víctimas y familiares de desaparecidos en distintos centros clandestinos que funcionaban en Rosario en la última dictadura militar.
El presidente del tribunal, Otmar Paulucci, fue el encargado de leer la sentencia condenatoria que, sustentada en la calificación de "delitos de lesa humanidad", condenó a los cinco represores imputados en la causa conocida como: Guerrieri -Amelong, por los delitos de torturas, amenazas, desaparición y privación ilegítima de la libertad agravadas por ser, las víctimas, perseguidos políticos.
Con igual calificación, los cinco imputados recibieron el fallo condenatorio a perpetua por "homicidio agravado con alevosía", practicado en 24 y 26 oportunidades.
En calle Oroño al 900 era todo alegría. El fallo fue calificado por la mayoría como “histórico y ejemplar”. El primer juicio de la ciudad que condena a los artífices de tantas barbaridades (entiéndase, de barbarie) y delitos llevados a cabo en los centros clandestinos conocidos como la Quinta de Funes, La Calamita, Escuela Magnasco, La Intermedia y la Fábrica Militar Domingo Matheu.
En todos los casos, el Tribunal decidió que los sentenciados cumplan la condena en dependencias carcelarias de la penitenciaría federal, haciendo la salvedad en los casos de Pascual Guerrieri y Eduardo Constanzo quienes llegaron al juicio con el beneficio de prisión domiciliaria, que "mantendrán o no ese beneficio, según pericias médicas que les serán practicadas", expresó la sentencia.
Entre lágrimas, abrazos y alegría, familiares de las víctimas coincidieron en sostener que "el fallo fue ejemplar y que la justicia se pronunció como la querella y la fiscalía esperaba, es un fallo que honra la memoria de nuestros muertos y desaparecidos".

LA TENSION
Claro que nada ya quitaría del rostro de los presentes la felicidad del veredicto y la certeza de que se hizo justicia. No obstante, tenemos que decir que momentos de tensión se vivieron en el recinto por breves instantes, que fueron resueltos por el presidente del tribunal, cuando tras conocer el veredicto el ex jefe militar, Juan Amelong se ató una vincha de color blanca con la inscripción, "preso político". Qué paradoja.
El público al observar la actitud del condenado y leer la inscripción, reaccionó y comenzó a abuchearlo, por lo que Paulucci le ordenó a Amelong que se la quitara, caso contrario "ordenaría su desalojo", lo que finalmente ocurrió. Tras el veredicto, el tribunal fijó para el 14 de junio la fecha en que dará a conocer "los fundamentos de la sentencia dictada ese jueves".

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