martes, 2 de febrero de 2010

INFORME. Ternura, dignidad y rebeldías

Por Carlos Del Frade

INSISTENCIAS

El sistema desinforma de dos maneras: oculta la identidad de los multiplicadores del dolor para que se multiplique el enfrentamiento de pobres contra pobres y silencia las voces portadoras de esperanzas, de espacios de resistencias y construcciones de realidades mejores. De allí la necesidad de tener conciencia que en la ciudad, la zona y la historia regional existen hechos que permiten apostar a un futuro diferente. Lo que sigue es la síntesis de varias publicaciones que merecen ser tenidas en cuenta porque reflejan un altísimo nivel de sensibilidad, compromiso y atención a lo que sucede en lo cercano.
Dos revistas: “La Callejera”, producida por un grupo de chicas y chicos de no más de treinta años de la zona oeste de la ciudad; y “Camino a la escuela”, de AMSAFE Rosario que reúne experiencias y palabras de pibes que abren perspectivas de conocimiento distintas a las que quieren imponer desde los grandes medios de comunicación. Y también una reflexión sobre los militantes sindicales de principios del siglo veinte en la zona de Casilda y la última marcha de los Chicos del Pueblo en la ciudad. Postales de ternura, dignidad y rebeldías. Insistencias que sirven para tomar conciencia que el futuro está abierto y necesita de cada uno de nosotros para que tenga un contenido de mayorías.

“La callejera”

“Es maravilloso ver que la fuerza de generaciones anteriores, nos han al menos salpicado con sus ideas.
Tenemos la elección de detenernos o no, a observar esas marcas en las paredes, que han dejado personas que intentaron ser libres.
Nosotros elegimos detenernos.
Y caer en la hermosa tentación de analizar las palabras.
Crecimos y seguimos creciendo en un barrio.
Y un club fue asilo durante largo tiempo.
Tuvieron que pasar más de veinte años para que estos nombres retumben en nuestra cabeza.
Por suerte sucedió.
Todas las imágenes de lo caminado hasta aquí, tomaron más color, y extendieron su grandeza.
“Libertad”, “Luchador”, “Federal”, “Amistad”, “Unión Argentina”.
Son nombres de clubes. Clubes que fueron pariéndose de a poco, cerquita de las vías de la estación Rosario Oeste.
Desde sus nombres podemos percibir un mensaje claro.
Palabras con peso.
Llenas de historia y que sobre todo, apuntan hacia un mañana.
Algo estaba pasando. Algo pasa ahora.
Debemos recuperar la herencia de nuestros antepasados que está escrita en la tierra. Tomar esos mensajes y hacerlos nuestros, esa es nuestra propia forma de parir la historia.
Si logramos ser un poco más libres y sembramos nuestra lucha, la unión y el sentimiento fraternal de la amistad, harán quizás que nuestro país en toda su extensión comience a ser más justos para todos.
Tenemos que recuperar la calidez humana en cada gesto.
Respetarnos.
Respetar estas señales que conviven en nuestras calles.
El poder está en nuestras manos.
Es pasado es hoy.
El futuro de ayer.
Ya cayó del árbol”.

(Editorial de la revista “La Callejera”,
Rosario, octubre de 2009).


“El Federal”

“Durante más de una década, el Club Federal fue víctima del maltrato y el olvido. Producto de un cóctel de malas decisiones, crisis propias del país y la mala leche de algunos personajes que se arrimaron a el y a los cuales poco les interesaba la verdadera función que deben tener este tipo de instituciones.
“Errores tales como la entrega en concesión del ciento por ciento del club a “empresarios” que evidentemente tenían como destino para esta entidad la desaparición, con el fin de lograr transformar el sueño de aquellos vecinos que lo fundaron con fines sociales y deportivos, en un negocio netamente personal que les redituara ganancias económicas.
“Pero, como decía uno de los grandes personajes de estas tierras: “siempre que llovió paró” y por suerte más temprano que tarde.
“El Club Social y Deportivo Federal pedía ayuda a gritos y hubo quienes decidieron oírlo.
Un grupo de vecinos y en especial jóvenes del barrio fueron quienes captaron esta señal y allí fueron.
Pusieron el pecho y decidieron resistirlo.
Llenaron de voluntad y trabajo este espacio tanto tiempo vacío, con el objetivo de devolverle a su verdadero dueño, “el barrio”, una de sus grandes instituciones.
“Hoy en día, gracias al esfuerzo y al convencimiento de que es posible, se pelea diariamente por reconstruir a uno de esos verdaderos motores creadores de conciencia.
“El Club Federal va en busca de volver a convertirse en ese espacio barrial de unión y encuentro, donde se forjen esperanzas y alegrías.
Ese complemento del hogar y de la escuela donde mediante talleres y el deporte reafirme valores tales como compañerismo, solidaridad, compromiso, responsabilidad, unidad, igualdad y respeto. Proyectando así una larga vida social, cultural y familiar.
“Es un patrimonio del barrio y así, de cada uno de sus vecinos, que debemos tomar el compromiso de defender.
Acercate a construir esta nueva etapa porque “El federal” también te pertenece.
Y hoy, como para nosotros, las puertas están abiertas, como brazos esperándote”.
(De la nota “La vuelta del Federal”, publicada en la revista “La callejera”, Rosario, octubre de 2009).

Dupont

“…Era Dupont un hombre pausado, de mucha cultura, tenía dificultades en el manejo del idioma pero se las ingeniaba para hacer los documentos públicos de los sindicatos y era el alma del movimiento obrero en el departamento Caseros…
“…Dupont, cuando no había dinero, se iba caminando por la ruta, llegaba a un pueblo, se reunía con los trabajadores, indicaba a la gente cómo hacer un mitín, ayudaba a escribir un llamamiento y, terminada ahí su misión, marchaba hacia otro sindicato en otra localidad. Y así recorría todo el departamento.
“Vestía muy humildemente, pantalón y saco, siempre llevaba saco. La esposa de Dupont era una viejita ciega, muy atenta. Ayudaba mucho al viejo. No podía ver absolutamente nada pero dominaba el ambiente, conocía a los compañeros que llegaban a la casa por la forma de caminar.
“Yo llegaba y ella le anunciaba a Dupont: “Viejo, ahí viene Ottone”.
Cuando fueron mucho más viejos, durante dos o tres años los tuvimos que mantener. Si hacíamos un pan en casa, una ración era para los Dupont. Lo mismo cuando carneábamos un chancho o una gallina.
“Y lo adorábamos al viejo por su abnegación.
En 1930, me llevaron preso a Villa Devoto, y recuerdo que cuando volví se lamentaba: “¿Por qué no me habrán llevado a mí que ya soy viejo?”, y lloraba…”
(Virginio Ottone en el libro de Florindo Moretti s
obre la historia del Partido Comunista
en el sur de la provincia de Santa Fe).

Se dice en cursiva

Los chicos vuelven de educación física y se ponen los guardapolvos.
Erika no se viste, está inquieta…
Le repito varias veces:
- Erika, ponete el guardapolvo, Erika, ponete el guardapolvo.
Ante la indiferencia de Erika, me quejo con Carla (una compañerita de la niña):
- ¿No me escucha o yo hablo en chino?.
Y Carla responde:
- Pero seño, ¿vos lo dijiste en imprenta o en cursiva?.
(Rosana Lucci, segundo grado de la escuela 1080, de la revista “Camino a la escuela”,
de AMSAFE Rosario, noviembre de 2009).

Zum

“Cuando despertás y levantás en la mañana
desayunás bien, con el sol en tu ventana | hay alguien que duerme en frío y sin frazadas | morfa el pan de ayer y comienza a patear la calle.

“Ahí va su hermanito, que es su fiel compañerito | las suelas gastadas, de arriar a ese carrito | zum para acercar la situación

“Hijos del señor, sólo un padre les tocó
tan solo en la calle se crió
llevando al dolor dentro de su corazón
zum para acercar la situación”

“…La voz de los jóvenes es un rugido insoportable en los oídos de los que nos gobiernan, así que hacete escuchar con los demás, y griten fuertísimo para que el reclamo sea efectivo.
“Farolitos se llama nuestra banda de rock, y con las canciones queremos darte la oportunidad de que prendas esa luz en tu cabeza, para que cuestiones y rechaces esas injusticias y muchas otras más…
“Con mucho cariño y respeto un abrazo enorme al candente motor de nuestro mundo, los jóvenes”.
(De la revista “Camino a la escuela”, de AMSAFE Rosario, noviembre de 2009).

No sé

Hace unos años en un aula de la escuela toba la docente les hace una pregunta a los alumnos sobre el tema que venían trabajando.
En medio de un profundo silencio la docente escucha a un niño decir “aquiap”.
Acostumbrada la docente a que los chicos en la clase hablen entre ellos su lengua y no le traduzcan dejándola fuera de la conversación, se enoja y les pregunta:
- ¿Qué quiere decir?.
Nadie responde.
- E so qué quiere decir.
Otro alumno contesta:
- No sé señorita.
- ¡Sí saben! ¿Qué quiere decir?.
- ¡Díganme qué quiere decir!.
“No sé” respondían rápidamente los alumnos como en un coro de voces a destiempo.
La docente se calma, piensa y comienza a reír al comprender que la traducción del vocablo es “no sé”.
(Escuela Bilingüe 1333, de la revista “Camino a la escuela”, de AMSAFE Rosario, noviembre de 2009).

“¿De qué no se habla cuando se discute de prevención de la delincuencia?”

“…Posibilitar en la escuela el tiempo y el espacio para hablar del derecho a recibir buen trato y afecto, es una puerta para que los chicos y chicas se expresen y cuenten. Alguien, al menos la docente, se hará eco de ese sufrimiento y reconocerá que el niño no fue el culpable, que es una víctima. Esto no será suficiente. La docencia hace ya muchos años viene reclamando ayuda oficial real.
“Equipos interdisciplinarios (psicología, trabajadora social, medicina, policía especializada) con movilidad para que puedan acudir a los establecimientos a fin de realizar intervenciones, pues hay infantes y adolescentes que sufren todo tipo de violencia familiar, desde la emocional, la física y la sexual. ¿Vamos a seguir mirando para otro lado?.
“Cada chico o chica que sufre de violencia o es testigo de violencia en su familia es un posible futuro delincuente. En el mejor de los casos se volcará a alguna adicción, o será bulímica o anoréxica, y su perversión se volverá sobre si, suicidándose. O se volverá madre o padre adolescente para desatar su furia en sus hijos y la cadena de la violencia seguirá desarrollándose en progresión numérica. La crueldad engendra crueldad.
“Debemos entender que un niño o niña que sufre violencia es una víctima y necesita ayuda urgente.
“Para crecer sanos y felices necesitan afecto, orientación, protección y respeto por sus sentimientos y necesidades.
“Prevenir la violencia entonces, depende de:
Implementar en forma debida la educación sexual en la escuela con perspectiva de género.
Impulsar en las escuelas el desarrollo de las materias artísticas para que los chicos y chicas puedan expresarse en libertad.
Contar con asistencia oficial para intervenir en las familias violentas detectadas.
Instituciones donde la infancia y adolescencia que incurrió en el delito puedan reeducarse desde los sentimientos.
Y por supuesto, políticas públicas para fomentar el trabajo digno, la educación y la salud.
Sólo entonces, de a poco y lentamente la sociedad irá sanando sus heridas y se podrá vivir con tranquilidad”.

(De Claudia Mauri, profesora de la escuela de
enseñanza media 409 y 546, tallerista de educación sexual, de la revista “Camino a la escuela”,
de AMSAFE Rosario, noviembre de 2009).

“Con ternura venceremos”

Las banderas multicolores fueron izadas en la plaza San Martín, corazón político de la ciudad de Rosario, mientras el sol asomaba justo cuando decenas y decenas de pibas y pibes comenzaron a marchar con las consignas que sintetizan rebeldías, resistencias y esperanza: “El hambre es un crimen. Ni un pibe menos en la Argentina. Con ternura venceremos”.
Fue el viernes 11 de diciembre de 2009 y después de tanta lluvia y nubes grises el corazón palpitante del Movimiento Nacional Chicos del Pueblo hizo que el cielo se pintara de celeste mientras delegaciones de Pelota de Trapo de Avellaneda, centros comunitarios de Villa Fiorito, Lomas de Zamora, la Juanito Laguna de Santa Fe, Engranajes de Villa Constitución y decenas de organizaciones sociales del oeste, sur y este rosarino tomaban el centro de la plaza a fuerza de bombos, tamboriles, murgas y globos modestos pero repletos de vida que gritaban urgencias y sueños.
“No será noticia de primera plana esta demostración de esperanza que emociona el alma”, comenzó diciendo el sacerdote salesiano Edgardo Montaldo, toda una referencia del cristianismo comprometido que desde hace más de cuarenta años viene peleando contra los crucificadotes en la zona oeste rosarina.
“Porque ustedes chicos están mostrando lo mejor del país a pesar de tantos mercaderes de la vida que pasean su impunidad”, denunció el padre Edgardo.
Dijo sentirse feliz por tantas ganas de cambiar el mundo y agradeció formar parte de una nueva marcha de los Chicos del Pueblo.
“Ya es hora de construir poder popular de verdad para que realmente cambien las cosas. No puede ser que en la Argentina los pibes paguen por el saqueo que hicieron muchos grandes”, sostuvo Jorge Acedo, secretario general de la CTA rosarina y de ATE.
Agregó que “ya vendrán tiempo en que el pueblo se gobierne a si mismo de una manera definitiva y ese tiempo no está lejano”, remarcó el dirigente.
Después vinieron las luminosas chicas de Pelota de Trapo de Avellaneda que hicieron cantar a todos y emocionar con sus consignas claras y contundentes.
Y hubo un tiempo para la emoción profunda cuando el locutor del acto leyó una carta escrita por un muchacho detenido en el llamado Instituto de Rehabilitación de los Adolescentes de Rosario (IRAR).
El pibe escribió: “Yo le quiero decir a toda esta gente que no se equivoque y no se deje llevar por noticieros y policías. ¿Por qué todos nos juzgan sin conocernos?. Porque detrás de ese chico que todos llaman delincuente hay una historia para escuchar, pero no tenemos a quien contársela”, comenzaba su carta traída por uno los que acompañan su martirio cotidiano.
“Muchos de nosotros tiene un sueño por realizar. Por ejemplo, el mío sería estar en mi casa con mi familia, disfrutar de mi mamá, de mis hermanos. Decirle a mi mamá cuanto la amo, lo mucho que me hizo falta en todo este tiempo. Trabajar y llevar una vida normal. Porque si uno se propone, se puede. Siempre y cuando haiga (sic) quien nos apoye. Porque no saben lo feo que es que nadie de una sola moneda por vos. Gracias por lo que están haciendo y suerte”, terminaba diciendo la carta de Jonhatan de dieciocho años.
Por último, la luminosa Mariel Vallasciani, de “Engranajes”, de Villa Constitución, agradeció a todos los presentes y contó que “hay que seguir la lucha tal como lo hicieron los treinta mil compañeros que con un claro compromiso con la ternura peleaban por un país distinto donde el afecto sea capaz de construir un abrazo para todos y cada uno de los pibes argentinos”.
Todavía quedaba tiempo para los grupos musicales “Solsticio” y “Farolitos”, y la contagiante murga “Ocupando levitas”.
En lo alto del mástil mayor de la plaza San Martín de la ciudad de Rosario flameaban las banderas de los Chicos del Pueblo y sus consignas claves de un futuro distinto: “Ni un pibe menos. El hambre es un crimen. Con ternura venceremos”.
La ex ciudad obrera fue testigo de la tozuda esperanza que siempre demuestra el movimiento.

No hay comentarios: