
- Sin imágenes la gente no compra, señores. No lo suficiente.
- Sí, pero no palman así como así, previamente el Estado debe subsidiarlos, hasta que mueran. No nos cubren los gastos, las ventas de veneno –mira por la ventana del bar, bajando el café. Los fumadores pasan, se cruzan, se fuman. Caminan y fuman. Es más, no caminan si no fuman. No todos quieren aire puro, pero así es, como quince atados se fuma un automóvil por día.
En una plaza cercana, Nacho prueba su primer cigarrillo, sus amigos un poco mayores, ya lo hacen. No hay mucho con qué calmar la ansiedad. Y cuando se está escabiando no hay mucho que hacer.
Uno sale a la calle, muchas propuestas no hay, sobre todo si no hace deportes y no te importa un carajo lo que te ofrecen. Llega una edad en que, si no transás doce horas por Internet al día, propuestas faltan, eso nunca lo dice nadie, sobre todo si a la mayoría le chupa un huevo las boludeces que ofrece el gobierno en los parques, juegos temáticos y esas cosas.
Los padres de Lourdes son conservadores, la ven fumando y la matan, la ven disfrutando de la vida, peor. Sólo va a la Iglesia, luego estudiará, supongo que será virgen hasta los cuarenta y pico, así morirá, pero de eso no se queja nadie.
Cuando las utilidades de la venta de cigarros, superan los costes de los pobres que morirán de cáncer, ahí no, eso sí que no. Con la plata no.
-Es anticonstitucional. Un insulto a la libertad –dijo una fábrica de muertos.
Los excesos de manufactura exigen más producción, más ventas, más muertos, nuevos consumidores, más jóvenes. Un insulto a la libertad, de la legislación antitabaco a las tabacaleras. Que se perjudican económicamente entre ellos. Los gastos de sus muertos es el debate. Quienes tienen la insolencia de no morir rápidamente.
La libertad de cualquier empresa de alcanzar a los pendejos y a los infelices con sus narcóticos.
Según los testamentos sagrados del libre comercio (libertad de precios, de horarios, de contratación, entre sus mandamientos) sacrifica todas las demás libertades, para ubicar a la comercial, por encima de todas. Más allá de lo legal y lo ilegal. El liberalismo económico, y maldito será el que lo niegue, se coloca por encima del hombre y de Dios.
No hay mejor manera en que la droga circule libremente en manos de todos que siendo y manteniéndola en la ilegalidad. Claro ejemplo de la libertad de comercio. En cualquier institución que enseñe estas ciencias o doctrinas, deben enseñar a sus discípulos, futuros predicadores que anunciarán la caída de montañas, sequía de ríos, terremotos en lo profundo, la salida de nuevos soles, la eliminación de países, deberán mostrar que no se inventó mejor sistema económico que aquel tráfico organizado, que no tiene otra diferencia que el nombre.
Las exitosas empresas se dedican a imitarlo.
Manuel se clava como quince pastillas, no con vodka y Speed, no un sábado a la noche, sino un domingo a la tarde, para morir definitivamente. No soportaría otro domingo más. Si no fuera por ese maldito día, tal vez lo intentaría un rato más. Pero ya la muerte no es una amenaza para nadie, como en todas esas campañas que anuncian, como parte de ella, cuántos muertos por año dejó tal cosa: merca, cigarros, autos; les cuento una realidad a los empleados del gobierno, la verdad es que la muerte ya no asusta, es más, bienvenida sea, si para algo sirve, estaba necesitando un cambio rotundo en mi vida, que ya se está tornando demasiado rutinaria.
Y eso que le iba re bien en la facu al Manu. Y tenía una novia re linda. La madre se preguntará qué hizo mal, a pesar de todo.
Hizo todo mal, de hecho, no ayudó más de lo que ella creía que lo ayudaba. O sea, lo hundía. Como todo padre hecho y derecho, hizo lo que sería correcto hace cincuenta años para él mismo. El niño es un sobreviviente, no sólo de cuerpo, sino también de mente, si es que logra el niño, aunque sea por un momentito, ser niño, cuando nadie lo ve.
Y los hijos que logran sobrevivir a los amores de sus padres, deben soportar también las hostilidades de los bienintencionados, las violaciones de las autoridades, el vaciamiento de cerebros de los educadores, la soledad de los más cercanos, el maltrato del amor de tu vida.
-Y mirá flaco… fumá. –dijo un guachin- Quedate tranquilo que vas a morir antes que tu cuerpo, como todos, así que fumatela, de última, fijate si morís con la mente sana. Pero apurate, te veo pinta como que dentro de poco madurás.
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