lunes, 19 de enero de 2009

Mirador de libros

Por María Angélica Scotti
ME VOY A VIVIR AL SUR, de Luisa Peluffo (Ed. De los Cuatro Vientos)
Un libro particularmente apto para leer en Rosario en estas vacaciones: no sólo porque es muy ameno, interesante y entrañable sino también por la añoranza (o envidia) que nos despierta en cuanto a paisajes frescos o nevados. No se trata de una novela como acostumbra a escribir Luisa Peluffo (una excelente narradora y poeta, con premios como el Emecé y el Municipal de Buenos Aires) sino de un entretenidísimo y a la vez utilísimo "Manual de instrucciones básicas para emigrar a la Patagonia", como enuncia el subtítulo.
La autora (una ex-porteña que se mudó a Bariloche en 1977 junto con su marido y su hijo pequeño) trasmite aquí su propia experiencia y su laborioso aprendizaje tras muchos tropiezos, unos pocos aciertos y variados disparates. Todo el libro, escrito en un estilo desenvuelto y sumamente ágil, es una conversación con el lector complementada por referencias personales de la autora (comentarios, anécdotas y reflexiones).Hay una hábil progresión en la escritura de los sucesivos capítulos: comienza insertándose muy coloquialmente en el punto de vista del "aspirante" a emigrar, exponiendo sus posibles razones ("querés cambiar de vida o de clima", o "venís escapando de alguna crisis familiar", o de la inseguridad, o de la urbe asfixiante); luego esboza las ineludibles batallas entre la toma de decisión y los argumentos en contra de parte de amigos, parientes y asiduos pesimistas; aporta consejos respecto de la cuestión vivienda, auto, trabajo, ropa; aborda la mudanza y la tibia acogida de los lugareños (los NYC, "nacidos y criados" en el sur); las ventajas y los inconvenientes, los miedos, los chascos, el viento y el frío, los aromas y colores de los bosques...e incluso las "tilinguerías" de los porteños (o semiporteños como los rosarinos) cuando fantaseamos sobre las "idílicas" provincias (apostarnos junto a la chimenea encendida mientras afuera cae la nieve, y tener un gran perro guardián a los pies y un ventanal con vista al lago y a las montañas). Hay pasajes un tanto dramáticos o inquietantes (a propósito de peligros y accidentes) y también netos toques de humor, así como bellos fragmentos literarios de la misma Luisa Peluffo. El libro se cierra con las instrucciones más "en serio" y la información, clara y simple, sobre los indígenas del sur, un vocabulario local y una lista bibliográfica acerca de la Patagonia. Es una lectura que, con su suma de datos y recomendaciones y cierta cuota de magia o sortilegio, incita verdaderamente al viaje. (Al menos mi hija menor, apenas lo leyó, me dijo "Ma, me voy a vivir al sur".)

Fragmento de ME VOY A VIVIR AL SUR:
"Cuando comentes tu decisión de venir a vivir a algún pueblo o ciudad patagónica, muchas personas te van a decir que jamás podrían vivir en un lugar de montaña porque la falta de horizonte los deprime. A nosotros nos lo decía mucha gente, pero en Buenos Aires, cada vez que queríamos ver el horizonte, teníamos que ir hasta la costanera... Por lo tanto creo que esa sensación tiene más que ver con el miedo a lo desconocido. Hay momentos en que el miedo funciona paralizándonos para protegernos de algo real que nos amenaza. Pero ¿qué pasa cuando no hay nada real amenazándonos y sólo es nuestra ilusión? Porque el miedo, como cualquier emoción, predispone de alguna manera para la acción, pero actúa al mismo tiempo como un freno. Es un obstáculo que debemos sortear si queremos ver qué hay más allá. Es algo que necesita ser atravesado para crecer. Por eso el músico Virgil Thompson dijo: 'Probá algo que no hayas probado antes y hacelo, por lo menos tres veces: una para sobreponerte al miedo, otra para averiguar cómo hacerlo y la tercera para ver si te gusta o no'."

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